9 de marzo de 2018

QUIEN NO ES AMIGO DE LA LUZ, TERMINA CONDENADO EN LAS TINIEBLAS.


Evangelio para el domingo 11 de marzo 2018.  -«°°° “Todo el que obra perversamente detesta la luz y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras. En cambio, el que realiza la verdad se acerca a la luz, para que vea que sus obras están hechas según Dios”.
°°° Juan 3, 14-21. Jesús acompaña la fe tan débil de nosotros. Permite las afirmaciones más impresionantes sobre el amor de Dios hacia el mundo. Lo primero que se le ocurre es dar una señal: “Moisés levantó la serpiente en el desierto…” así tiene que ser levantado el Hijo de Dios, para que todo el que crea tenga vida eterna. (Juan 3,14).  Jesús también evoca un episodio; el pueblo murmuró contra Dios y contra Moisés, entonces Dios suscitó serpientes venenosas… con esa señal, el pueblo se arrepiente de su pecado y pide a Moisés que interceda ante Dios. (Números 21, 4-9) El que mire a Jesús en la Cruz y crea, no morirá, sino que tendrá vida eterna.
            La vida hay que entenderla como un don y una gracia de Dios; Nosotros no nos damos la vida, es Dios quien nos la da. La recibimos como un don, se entiende desde el misterio de la fe y la resurrección del Hijo de Dios. La vida es algo más de lo que yo me la imagino, tiene una trascendencia, logra una resonancia, hay alguien que espera, hay alguien que ofrece, hay alguien que logra darle un sentido pleno. Es vida eterna. Muy válida la inquietud de Nicodemo, Maestro de la Ley, Fariseo y Magistrado judío: “sabemos que has venido de Dios como Maestro, porque nadie puede realizar las señales que tú realizas si Dios no está con él” (Juan 3,2). La respuesta no se deja esperar: “El que no nazca de lo alto, no puede ver el Reino de Dios” (Juan 3,3). Las personas cierran las puertas a la vida, cuando prefieren las tinieblas a la luz. Es un asunto de decisión personal, no es un destino de la vida, no es una opción que viene de Dios, al contrario: “Todo el que hace el mal odia la luz y no se acerca a la luz, para que no le echen en cara sus obras” (Juan 3,20). Quien logra entender la vida desde el don de la fe, reconoce quién es el que rescata su vida, quién es el que perdona sus faltas, quién es el que limpia su alma; tal como lo afirma el apóstol: “Dios nos amó, a pesar de estar muertos por nuestros pecados, nos dio una nueva vida en Cristo” (Efesios. 2,4).  El Papa Francisco recomienda siempre las obras de la luz, para no terminar nuestras vidas en las tinieblas: “Si amamos a Dios y a los hermanos, caminamos en la luz, pero si nuestro corazón se cierra, si prevalecen el orgullo, la mentira, la búsqueda del propio interés, entonces las tinieblas nos rodean por dentro y por fuera”. Cuida tu salud.  Cuando caminamos según las tinieblas, no sabemos a dónde vamos.  Padre, Jairo Yate Ramírez.  Arquidiócesis de Ibagué.