14 de marzo 2018. El Papa Francisco afirmó, durante la
catequesis pronunciada en la Audiencia General de este miércoles 14 de marzo,
que el Padre Nuestro no es una simple oración más, y recordó su centralidad en
la vida cristiana por ser la oración del Hijo de Dios. El Santo Padre continuó
con las catequesis sobre la Santa Misa y se centró, en esta ocasión, en el rezo
del Padre Nuestro y en la fracción del Pan.
Sobre el Padre Nuestro, explicó que “esta no es una de tantas oraciones
cristianas, sino que es la oración del Hijo de Dios. De hecho, entregado a
nosotros en el día de nuestro Bautismo,
el Padrenuestro hace resonar en
nosotros los mismos sentimientos que pertenecieron a Jesucristo”.
“Cumpliendo su divina enseñanza, nos atrevemos a dirigirnos
a Dios llamándole Padre, porque hemos renacido como sus hijos por medio del
agua y del Espíritu Santo. Nadie, en verdad, podría llamarlo familiarmente
‘Abba’ sin haber sido engendrado por Dios, sin la inspiración del Espíritu
Santo”. Francisco explicó que la mejor forma de prepararse para recibir la
Comunión es rezando el Padre Nuestro: “¿Qué oración mejor que la enseñada por
Jesús para prepararse para la Comunión sacramental con Él?”. “Además de en la
Santa Misa, el Padre Nuestro se reza por la mañana y por la noche en las Laudes
y en las Vísperas, de forma que la actitud filial hacia Dios y de fraternidad
con el prójimo contribuyen a dar forma cristiana a nuestra jornada”.
A continuación, explicó el significado de esta oración. Así,
señaló que “el pan de cada día” se refiere al Pan eucarístico, “del cual
tenemos necesidad para vivir como hijos de Dios”. Por otro lado, “también imploramos el perdón
de nuestros pecados, y para ser dignos de recibir el perdón de Dios, nos
comprometemos a perdonar a los que nos han ofendido. Así, al mismo tiempo que
nos abre el corazón a Dios, el Padre Nuestro nos dispone también al amor
fraterno”. Por último, “pedimos al Señor que nos libre del mal que nos separa
de Él y nos divide de nuestros hermanos”. El Pontífice afirmó que “cuanto pedimos
en el Padre Nuestro se extiende en la oración que el sacerdote, en nombre de
todos, suplica: ‘Líbranos, Señor, de todos los males, y concédenos la paz en
nuestros días’”.
Después, esta petición “recibe un sello en el rito de la
paz: en primer lugar, se pide a Cristo que el don de su paz haga crecer la
Iglesia en la unidad y en la paz, según su voluntad”. “En el Rito romano, el
intercambio del signo de la paz, colocado desde la antigüedad antes de la
Comunión, está en orden a la Comunión eucarística. Según la advertencia de San
Pablo, no es posible comunicar al único Pan que nos hace un solo Cuerpo en
Cristo, sin reconocerse pacificados por el amor fraterno. La paz de Cristo no
puede enraizarse en un corazón incapaz de vivir la fraternidad y de recomponerla
después de haber herido”.
Tras el rito de la paz, viene la fracción del Pan. “La
fracción del Pan eucarístico viene acompañada de la invocación del Cordero de
Dios, figura con la cual Juan Bautista señaló a Jesús como ‘aquel que quita el
pecado del mundo’. La imagen bíblica del cordero habla de la redención”. El Papa Francisco finalizó: “En el Pan
eucarístico, partido para la vida del mundo, la asamblea orante reconoce el
verdadero Cordero de Dios, es decir, Cristo Redentor, y le suplica: ‘Ten piedad
de nosotros…, danos la paz’”. Fuente: Redacción Aciprensa.