5 de marzo 2018. En la Misa que presidió en la Casa Santa
Marta en el Vaticano, el Papa Francisco manifestó que la fe “no es un
espectáculo” como algunos creen, y advirtió del peligro de saberse los “dogmas
de la Iglesia” pero luego no actuar con “espíritu cristiano”. “Se puede recitar
todo el Credo, también todos los dogmas de la Iglesia” pero si no se hace “con
el espíritu cristiano”, no sirve “de nada”, destacó durante la homilía.
Pero “también la Iglesia nos habla de la conversión de los
sentimientos: también los sentimientos deben convertirse. Pensemos por ejemplo
en la Palabra del Buen Samaritano: convertirse a la compasión. Sentimientos
cristianos. Conversión de las obras, conversión de los sentimientos; pero, hoy,
nos habla de la ‘conversión del pensamiento’: no de lo que pensamos, sino de
cómo pensamos, del estilo de pensamiento” “¿Yo pienso con un estilo cristiano o
con un estilo pagano? Este es el mensaje que hoy la Iglesia nos da”, señaló.
El Papa puso de ejemplo a Jesús cuando volvió a Nazaret y
entró en la Sinagoga. “La gente lo observaba, estaba sorprendida, estaba
contenta”, dijo. Sin embargo, “nunca falta un ‘criticón’, y uno comenzó a
decir: ‘Pero este es el hijo del carpintero, ¿qué nos enseña?, ¿en qué
universidad ha estudiado esto?’. ‘Sí, es el hijo de José’. Y empezaron a
intercambiar opiniones, y cambia la actitud de la gente, y quieren matarlo. De
la admiración, del estupor, al querer matarlo”. “También estos querían
espectáculo. ‘¡Qué haga milagros, eso que dicen que ha hecho en Galilea, porque
si no, no creeremos!’. Y Jesús explica que ningún profeta es bien acogido en su
tierra”.
Francisco añadió que “nosotros nos resistimos a que alguno
de nosotros pueda corregirnos. Debe venir uno con el espectáculo, a
corregirnos. Y la religión no es un espectáculo. La fe no es un espectáculo: es
la Palabra de Dios y el Espíritu Santo que actúa en los corazones”.¿ “La conversión del pensamiento. No es
habitual que nosotros pensemos de este modo. No es habitual. También el modo de
pensar, el modo de creer, puede convertirse. Podemos hacer la pregunta: ‘¿Con
qué espíritu pienso?’. ‘¿Con el espíritu del Señor o con el Espíritu propio, el
espíritu de la comunidad a la cual pertenezco o del grupito o de la clase
social a la que pertenezco, o del partido político al cual pertenezco? ¿Con qué
espíritu pienso?’.
“Y buscar –concluyó– si yo pienso de verdad con en el
espíritu de Dios. Y pedir la gracia de discernir cuando pienso con el espíritu
del mundo, y cuando pienso con el Espíritu de Dios. Y pedir la gracia de la
conversión del pensamiento”. Fuente: Aciprensa.