19 de marzo 2018 “La explotación sexual es un crimen contra
la humanidad”. Así de claro fue el Papa Francisco al condenar la trata de
mujeres. Además, pidió perdón por la complicidad de algunos católicos en esta
esclavitud: “Son unos criminales”. El Santo Padre realizó esta afirmación en
sus respuestas a algunas preguntas de los jóvenes que participan, desde este
lunes 19 de marzo, en la reunión pre-sinodal del Sínodo de los Obispos sobre
los jóvenes que se celebrará en el próximo mes de octubre.
En un diálogo abierto y cercano, el Santo Padre contestó a las inquietudes que le presentaron diferentes jóvenes, y que versaron sobre la lacra de la trata de personas, el discernimiento vocacional, la educación, el sacerdocio y la vida consagrada
En un diálogo abierto y cercano, el Santo Padre contestó a las inquietudes que le presentaron diferentes jóvenes, y que versaron sobre la lacra de la trata de personas, el discernimiento vocacional, la educación, el sacerdocio y la vida consagrada
Víctimas de la trata
La primera pregunta se la planteó una mujer nigeriana
víctima de la trata de personas y de la explotación sexual. Francisco mostró su
horror por esta realidad, por esta “esclavitud de hoy”. Contó cómo en una
visita a una casa de acogida de mujeres que habían sido liberadas le narraban
cómo eran sometidas a torturas, amenazas y violencia si intentaban resistirse.
Muchas vienen de África o de Europa del Este engañadas con una falsa oferta de
empleo. Además, reflejó su escándalo por el hecho de que muchas de las personas
que explotan a estas mujeres o acuden como “clientes”, son personas bautizadas.
“Creo que aquí en Italia, el 90% de los ‘clientes’ son bautizados, son
católicos. Y pienso en el asco que deben sentir estas mujeres cuando estos hombres
les hacen hacer cualquier cosa”.
El Papa fue muy claro y aseguró que la esclavitud sexual “es
un crimen contra la humanidad, un delito contra la humanidad, y nace de una
mentalidad enferma”. Se trata de “un problema grave. Si un joven tiene esta costumbre,
es un criminal. Quien hace esto es un criminal. Esto no es hacer el amor, esto
es torturar a una mujer”. Finalmente, el Papa pidió perdón a las víctimas y a
toda la sociedad “por los católicos que participan en este acto criminal”.
Discernimiento
En respuesta a otra pregunta de un joven estudiante francés
no bautizado que aseguró encontrarse en un momento de discernimiento para
descubrir su vocación en la vida, el Santo Padre aseguró que con solo
plantearse la pregunta ya había dado un gran paso. Francisco aseguró que “todos
nosotros tenemos necesidad de discernimiento”. En este sentido, lamentó que
“muchas comunidades eclesiales no saben hacerlo, y falta esa capacidad de
discernimiento”. “En la vida, siempre hace falta, en primer lugar, tener la
valentía de hablar las cosas que tienes. Pero no todas las cosas se pueden
hablar con todo el mundo, busca a alguien con quien tengas confianza. Alguien
que no se asuste de nada, que sepa escuchar, y que tenga el don del Señor de
decir la palabra justa en el momento justo, y deja que él sea interpelado por
tu inquietud, y déjate interpelar por él”. Subrayó la importancia del
discernimiento, porque “cuando un joven no encuentra ese camino de
discernimiento, no sólo vocacional, de cualquier aspecto, se cerrará mal, y eso
es provocará un tumor en el alma. Un peso que te quita la libertad. Es
importarle abrirlo todo. No maquillar el sentimiento, no mimetizar el
sentimiento”. Y añadió que “el proceso de discernimiento dura toda la vida.
Deja sacar fuera el sentimiento, no anestesiarlo, no disminuirlo”.
Educación
La tercera pregunta la realizó una joven profesora argentina
miembro de Scholas Occurrentes, que lamentó que en ocasiones se educa en
verdades construidas desde la razón que debilitan el sentido de trascendencia. El
Santo Padre reconoció esa realidad y habló de “estructuras escolares donde se
crece mucho en conocimientos, pero donde se pierde la capacidad de asombrarse,
la capacidad de estupor”. Aseguró que este problema “es una herencia educativa
del iluminismo, que hoy se la critica mucho. De hecho, la experiencia de
Scholas llegó a revertir esta tendencia en muchos lugares”. Frente a ese modelo
de escuela herencia del iluminismo, el Papa propuso tres pautas. “En primer
lugar, aprender a pensar bien, no solo aprender cosas, sino buscar con el
pensamiento, hacer el lenguaje del corazón”.
“En segundo lugar, el lenguaje del corazón, aprender a
sentir bien. Ahí está el problema del bullying, que es un problema de no saber
sentir bien. Educar el sentimiento, y esto no es tan común en las escuelas
herederas del iluminismo. En tercer lugar, el lenguaje de las manos, hacer, ser
artesanos y creadores”.
Preparación para el sacerdocio
La cuarta pregunta al Papa la formuló un joven seminarista
ucraniano. En su respuesta, Francisco afirmó que el sacerdote debe ser testigo
de Cristo, porque “el sacerdote que no es testigo de Cristo, hace mucho mal. Se
equivoca, desorienta a la gente…, hace mal”. En este sentido, subrayó la
importancia de que el sacerdote de testimonio en una comunidad que también de
testimonio, porque “de lo contrario, el sacerdote estará afectivamente solo en
una comunidad que no lo acompaña, que sólo lo quiere como sacerdote funcional”.
En la última pregunta, formulada por una religiosa de origen chino, el
Pontífice explicó que “la verdadera formación religiosa en la vida consagrada
debe tener cuatro pilares: formación en la vida espiritual, formación en la
vida intelectual, formación en la vida comunitaria y formación en la vida
apostólica”. Y afirmó que “esto también es válido para los laicos. Es
importante educar en toda la potencialidad sin anular, sin sobre-proteger,
porque uno se convierte en psicológicamente inmaduro”. Fuente: Redacción Aciprensa.