14 de enero 2019. Monseñor. Juan José Omella, Arzobispo de
Barcelona (España), recordó el documento que los obispos de Bélgica habían
publicado recientemente y que hablaba “del sueño de Dios para la humanidad”, y
que tenía un mensaje que “nos puede ayudar a vivir el eje de la fraternidad,
que es el objetivo de nuestra archidiócesis para este año”. Los obispos de
Bélgica explican en el documento que actualmente “tener que convivir con un
gran número de gente se siente cada vez más como una carga” y “muy pronto ya no
habrá en el mundo un lugar que sea homogéneo en cuanto a raza, color, lengua o
religión”.
En ese sentido, explican que la convivencia o la fraternidad
nos pueden resultar ser difíciles porque “hemos olvidado que la fraternidad supone siempre una
paternidad” y “quizás hemos querido vivir una fraternidad huérfana”. “La
ausencia de un mismo padre hace que nos cueste mucho más aceptar las
diferencias del otro, y estamos tentados de vivir en la auto-referencialidad”,
apuntan. Por eso, explican que “la
fraternidad es un don que Dios Padre quiere regalar a cada uno de sus
hijos. No es una conquista o un mérito por ser buenas personas. Es un don que
responde a un gran deseo que Jesucristo pide al Padre” y no “un antojo
caprichoso de Dios”.
“Nosotros necesitamos la fraternidad, necesitamos la compañía para vivir, para conocernos a nosotros mismos,
para afrontar las dificultades, para tomar decisiones, para celebrar la
vida. La fraternidad es un don y a la vez una necesidad. Nos exige el esfuerzo
de intentar mirar al otro no desde la sospecha sino buscando reconocer en él la
presencia del Señor”, explican. Además subrayan que “vivir la fraternidad como
actitud de conversión pastoral no es sólo para que podamos ser mejores
cristianos o vivir con más paz y alegría, sino que está al servicio de la
evangelización”. Subrayan que “no hay mejor anuncio del Evangelio que una comunidad que se siente querida por el
Señor, que se ama y ama…”
Mons. Juan José Omella asegura en su carta que este
documento de los obispos belgas nos recuerda que “la fraternidad no nos vendrá
por una red de normas y decretos”, y por eso anima a pedir “al Padre el don de
la fraternidad, ¡para que podamos vivir el sueño de Dios y anunciar un reino de
paz, serenidad y alegría!” Fuente: Aciprensa. Redacción.