31 de enero 2019. Al presidir la Santa Misa en la Capilla de
la Casa Santa Marta, el Papa Francisco animó a que los sacerdotes sean alegres
y vean con los ojos del hombre y con ojos de Dios, como hizo San Juan Bosco. En
el día que la Iglesia recuerda la memoria del fundador de los salesianos, el
Papa exhortó a los sacerdotes a seguir el ejemplo de don Bosco y mirar la
realidad con el corazón de padre y de maestro. “Ha mirado con los ojos de
hombre, un hombre que es hermano y padre también, y ha dicho: ‘No, esto no
puedo ir así’… Y se ha conmovido como hombre y como hombre ha comenzado a
pensar caminos para hacer crecer a los jóvenes, para hacer madurar a los
jóvenes. Caminos humanos”, explicó el Papa.
Por ello, el Papa subrayó que para que el sacerdote pueda mirar la realidad “con ojos de hombre y con
ojos de Dios” significa pasar “mucho tiempo delante al tabernáculo”. “Mirar
así le ha hecho ver el camino, porque él no ha ido con el catecismo y el
crucifijo solamente ‘hagan esto…’ los jóvenes le habrían dicho: ‘buenas noches,
nos vemos mañana’. No, no: él fue cerca de ellos, con su vivacidad. Les hizo
jugar, en grupo, como hermanos… ha ido, ha caminado con ellos, ha sentido con
ellos, ha visto con ellos, ha llorado con ellos y los ha llevado hacia
adelante, así. El sacerdote que mira humanamente a la gente, que siempre está a
la mano”, afirmó.
No empleados o funcionarios
Posteriormente, el Papa insistió en que los sacerdotes no deben ser funcionarios o empleados que reciben,
por ejemplo, de las 3pm a las 5.30pm. “Tenemos tantos funcionarios, buenos, que
hacen su tarea, como lo deben hacer los funcionarios. Pero el sacerdote no es
un funcionario, no puede serlo”, remarcó.
En esta línea, el Santo Padre exhortó a mirar con ojos de
hombre para tener “la sabiduría de entender que son tus hijos, tus hermanos. Y
después, tener la valentía de ir a luchar allí: el sacerdote es uno que lucha
con Dios”, dijo. Sin embargo, el Papa Francisco advirtió que “siempre existe el riesgo de mirar demasiado
lo humano y nada lo divino, o demasiado lo divino y nada lo humano” pero
aseguró que “si no arriesgamos en la vida no haremos nada”.
Don Bosco, maestro de alegría
De este modo, el Pontífice agradeció a Dios por “habernos
dado” a San Juan Bosco que desde niño inició a trabajar, sabía qué era ganarse
el pan de cada día y había entendido qué era la piedad “cuál era la verdadera
verdad”. “¿Y cuál es la señal de que un sacerdote va bien, mirando la realidad
con los ojos de hombre y con los ojos de Dios? La alegría. La alegría. Cuando un sacerdote no encuentra la alegría
dentro, que se detenga inmediatamente y se pregunte por qué”, dijo el Papa.
Al finalizar, el Papa recordó que “la alegría de don Bosco
es conocida: es el maestro de la alegría ¿eh? Porque él hacía alegrarse a los
otros y se alegraba él mismo. Y sufría él mismo. Pidamos al Señor, por la
intercesión de don Bosco, hoy, la gracia de que nuestros sacerdotes sean
alegres: alegres porque tienen el verdadero sentido de mirar las cosas de la
pastoral, el pueblo de Dios con ojos de
hombre y con ojos de Dios”, concluyó. Fuente: Aciprensa. Mercedes de la
Torre.