17 de enero 2019. Durante la Misa matutina celebrada en la
Casa Santa Marta, el Papa Francisco señaló que “la Palabra de Dios, la gracia
del Espíritu Santo no es ideología, sino que es vida que te hace crecer,
siempre, ir hacia adelante”. Además, el Santo Padre dijo que la Palabra de Dios
te permite también “abrir el corazón a las señales del Espíritu, a los signos
de los tiempos” en cambio “la ideología
es una obstinación. “La obstinación es también orgullo, es soberbia. La
testarudez, aquella testarudez, que hace tanto mal: cerrados de corazón”.
“¿Pero tengo un corazón terco? Todo el mundo piensa. ¿Soy
capaz de escuchar a otras personas? Y si pienso lo contrario, diga: "Pero
creo que sí ..." ¿Soy capaz de dialogar? Los obstinados no dialogan, no
saben, porque siempre se defienden con ideas, son ideólogos. ¡Y las ideologías
hacen mal al pueblo de Dios! ¡Mucho mal! Porque cierran la actividad del
Espíritu Santo”, exclamó el Papa.
Por ello, el Pontífice advirtió sobre el peligro de “deslizarse
en un corazón perverso” de tener un corazón duro, un corazón cerrado “que no
quiere crecer, que se mete a la defensiva, se cierra” y animó a interrogarnos
cómo es nuestro corazón. “Podemos preguntarnos: ¿Tengo el corazón duro? ¿Tengo
el corazón cerrado? ¿Dejo crecer mi corazón? ¿Tengo miedo a que crezca? Y si
crece siempre con las pruebas, con las dificultades, si crece como crecemos
todos nosotros de niños: aprendemos a caminar cayendo, ¡del gatear al caminar
cuántas veces hemos caído! Se crece con las dificultades”, dijo.
En esta línea, el Papa alertó también sobre el riesgo de
tener un corazón perverso por la “seducción del pecado” y añadió que “con la seducción, o te conviertes y cambias
de vida o tratas de llegar a un acuerdo” hasta empezar a tener “una doble
vida cristiana”. Al finalizar, el Santo Padre invocó al Espíritu Santo para
“que nos ilumine para que ninguno tenga
un corazón perverso: un corazón duro que te lleve a la pusilanimidad; un
corazón obstinado que te lleve a la rebeldía, a la ideología; un corazón
seducido, esclavo de la seducción, que te lleve a un cristianismo de
compromiso”. Fuente: Aciprensa.
Mercedes de la Torre.