Evangelio
para el domingo 20 de enero 2019. °°° Y como se acabó el vino, la madre de
Jesús le dijo: «No tienen vino.» Jesús le respondió: «Déjame, mujer. Todavía no
ha llegado mi hora.» Su madre dijo a los
sirvientes: «Hagan lo que él les diga.» °°° Juan 2, 1-11. Con el bautismo en el
río Jordán, Jesús de Nazareth, comienza su vida pública. Ya ubicado en Caná de
Galilea, sus milagros y signos eficaces, siembran una nueva historia, centrada
en la salvación de hombres y mujeres.
Su
misión es hacer la voluntad del Padre celestial. Instaurar su reino. Anunciar
un sistema de vida que se cumple según el espíritu de Dios. El primer signo es
convertir el agua en vino. Jesús se manifiesta como el esposo del pueblo de
Dios, anunciado por los profetas, es como una nueva alianza de amor. No es
posible celebrar la boda si falta aquello que los profetas indicaban como la
base de un banquete mesiánico: Así lo profetizó Isaías como el festín de los
justos. De vinos excelentes, de exquisitos manjares, de vinos refinados. (cfr.
Isaías 25, 6). Decía el Papa Francisco en su catequesis, que Jesús logra un
cambio sustancial con su primer milagro: Transforma la ley de Moisés, en
Evangelio portador de alegría. Así, que la ley fue dada por Moisés, la gracia y
la verdad nos llegan por Jesucristo. (cfr. Juan 1,17).
La
gloria del esposo es precisamente entregarse en plenitud a la esposa. El esposo
ama a su esposa con un amor entrañable de ternura y fidelidad. Inicia una
nueva historia de relaciones de Dios con
la humanidad: La historia cristiana. Es
como una historia de amor entre Dios y nosotros. Aprendemos a vivir en un nuevo
concepto del mundo, el que el Redentor propuso. El mismo que la Santísima
Virgen transmitió: “Hagan lo que él les diga” (Juan 2, 5). Los sirvientes
obedecieron a la madre del Señor y por supuesto que al mismo Salvador “Llenaron
las tinajas de agua” (Juan 2, 7). Así se manifestó la gloria del Señor y los
discípulos creyeron en él. (cfr. Juan 2, 11.)
Logrará
hacer la voluntad de Dios: “Quien escuche la Palabra de Dios, la crea y la de
por cierta en su corazón y en su vida formal; con toda seguridad habrá
encontrado la plenitud de su propia existencia”. Hace la voluntad de Dios,
aquel que se deja guiar por la fórmula de fe utilizada por el pueblo de Israel
en el Sinaí como respuesta a las promesas de la alianza: «Estamos decididos a
poner en práctica todo lo que ha dicho el Señor» (Éxodo 19,8). Cuida tu salud: Servir
a Dios, implica poner en práctica su Palabra. Padre, Jairo Yate Ramírez.
Arquidiócesis de Ibagué.