10 de enero 2019. Durante la Misa celebrada este jueves en
la Casa Santa Marta, el Papa Francisco advirtió que, si se afirma que se ama a
Dios, pero no se ama al hermano, al prójimo, entonces se es un mentiroso,
porque “si no amas a tu hermano no puedes amar a Dios”. El espíritu del mundo
se vence con el espíritu de la fe: creer que Dios está en el hermano y en la
hermana que están a mi lado. En su
homilía, el Santo Padre contrapuso el “espíritu del mundo” al “espíritu de
Dios”. “El espíritu del mundo es el
espíritu de la vanidad, de las cosas que no tienen fuerza, que no tienen
fundamento y que caerán”. El espíritu del mundo está “lleno de aire” y engaña
porque “es hijo del padre de la mentira”.
Una vez que se ha introducido esa división, explicó el Papa,
“crecen las divisiones y surge el odio y la guerra. El Apóstol Juan dice: ‘Si
uno dice que ama a Dios pero odia a su hermano, es un mentiroso’, es decir, un
hijo del espíritu del mundo, que es pura mentira, pura apariencia”. “Esta es
algo sobre lo cual nos hará bien reflexionar: ¿yo amo a Dios? Pero vayamos a la
clave de la cuestión y veamos cómo tú amas a tu hermano”. En este sentido, el
Pontífice citó tres señales que indican que una persona no ama a su hermano.
“La primera señal requiere que nos preguntemos: ¿rezo por las personas? Por
todas, de forma concreta, por aquellas que me son simpáticas y también aquellas
que me son antipáticas, por aquellas de los que soy amigo y por aquellos que no
soy amigo”.
“Segunda señal: cuando
siento en mi interior sentimientos de celos, de envidia, y me viene la
necesidad de desear el mal…, es una señal de que no amas. Párate ahí. No
dejes creces esos sentimientos: son peligrosos. No los dejes crecer”. Por
último, “la señal más cotidiana de que no amo al prójimo y, por lo tanto, de
que no puedo amar a Dios, es la habladuría. Metámoslo en el corazón y en la
cabeza, claramente: si difundo
habladurías, no amo a Dios, porque con las habladurías estoy destruyendo a
esa persona”.
“Las habladurías son
como los caramelos de miel: tomo uno, y otro, y otro, y luego el estómago
se estropea con tantos caramelos… Porque es bello, es ‘dulce’ hablar de los
demás, parece algo bueno, pero destruye. Y eso es señal de que no amas”. Ese
espíritu del mundo, aseguró el Papa Francisco, “se vence con el espíritu de la
fe: creer que Dios está en mi hermano, en mi hermana. La victoria que ha
vencido el mundo es nuestra fe. Únicamente con mucha fe se puede avanzar en
este camino, no con pensamientos humanos de buen sentido…, no, no: no sirve.
Ayudan, pero no sirven para esta lucha”. “Únicamente la fe nos da la fuerza
para no difundir habladurías, para rezar por todos, también por los enemigos, y
no dejar crecer los sentimientos de celos y envidia. El Señor, con este
fragmento de la Primera Carta de San Juan Apóstol, nos pide concreción en el
amor”. “Amar a Dios: pero si no amas a tu hermano, no puedes amar a Dios. Y si
dices que amas a tu hermano, pero realmente no lo amas, sino que lo odias,
entonces eres un mentiroso”, concluyó el Papa Francisco. Lectura comentada por
el Papa Francisco: I Juan 4:19--5:4 Fuente: Aciprensa.