15 de enero 2019. El Papa Francisco afirmó que “la Iglesia
está llamada a relanzar vigorosamente el humanismo de la vida”, en una carta
enviada con ocasión del 25° aniversario de la Pontificia Academia para la Vida
fundada el 11 de febrero 1994. En la carta titulada “La comunidad humana”
(humana communitas) publicada este 15 de enero, el Santo Padre asegura que “la
comunidad humana ha sido el sueño de Dios desde antes de la creación del
mundo”. Por ello pide “restaurar la evidencia de esta pasión de Dios por la
criatura humana y su mundo”. La misiva anticipa la próxima Asamblea General que
se llevará a cabo del 25 al 27 de febrero con el tema de “Robótica. Personas,
máquinas y salud” en el Aula Nueva del Sínodo.
En estos años, el Santo Padre destacó que la Academia “ha
podido desarrollar iniciativas de estudio, formación e información para que
quede de manifiesto que la ciencia y la
técnica, puestas al servicio de la persona humana y de sus derechos
fundamentales, contribuyen al bien integral del hombre y a la realización del proyecto
divino de salvación”. Por lo tanto, el Papa aseguró que “es urgente
intensificar el estudio y la comparación de los efectos de esta evolución de
la sociedad en un sentido tecnológico para articular una síntesis
antropológica que esté a la altura de este desafío de época” y alertó que
el área de su experiencia calificada “no puede limitarse, pues, a resolver
problemas planteados por situaciones específicas de conflicto ético, social o
legal”.
El Santo Padre señaló que “la pasión por lo humano, por
toda la humanidad encuentra en este momento de la historia serias
dificultades”, y denuncia que “la distancia entre la obsesión por el propio
bienestar y la felicidad compartida de la humanidad se amplía hasta tal punto
que da la impresión de que se está
produciendo un verdadero cisma entre el individuo y la comunidad humana”. Por
ello, el Papa dijo que “una nueva perspectiva ética universal, atenta a los
temas de la creación y de la vida humana, es el objetivo que debemos perseguir
a nivel cultural” porque “la diversidad
de la vida humana es un bien absoluto, digno de ser custodiado éticamente y
muy valioso para la salvaguardia de toda la creación”. “Es hora de relanzar una nueva visión de un humanismo fraterno y
solidario de las personas y de los pueblos”, exhorta.
San Juan Pablo II
En su carta, el Santo Padre también destacó signos de la
acción de Dios en este ámbito realizados por San Juan Pablo II, como “los
gestos de acogida y defensa de la vida humana, la difusión de una sensibilidad
contraria a la guerra y a la pena de muerte, así́ como un interés creciente por
la calidad de la vida y la ecología”. “La comunidad científica de la Pontificia
Academia para la Vida ha demostrado, en sus veinticinco años de historia, como
precisamente desde esta perspectiva puede ofrecer su alta y calificada contribución.
Prueba de ello es el compromiso con la promoción
y protección de la vida humana en todo su desarrollo, la denuncia del aborto y
de la supresión de los enfermos como males gravísimos que contradicen el Espíritu
de vida y nos hunden en la anti-cultura de la muerte”, aseguró el Papa.
El Pontífice pidió continuar en esta línea, pero “prestando
atención a otros desafíos que la coyuntura contemporánea presenta para la
maduración de la fe, para una comprensión más profunda de la misma y para
una comunicación más adecuada a los hombres de hoy”. “Debemos, ante todo,
hacer nuestro el lenguaje y la historia de los hombres y mujeres de nuestro
tiempo, incorporando el anuncio del Evangelio en la experiencia concreta, como
el Concilio Vaticano II ya nos indicó con determinación. Para captar el
sentido de la vida humana, la experiencia a la que se hace referencia es
aquella que puede reconocerse en la dinámica de la generación. De esta
manera, se evitará reducir la vida a un
concepto puramente biológico o a una idea universal abstraída de las
relaciones y de la historia”, subrayó.
En ese sentido, el Papa pidió a la Pontificia Academia para
la Vida que “sea un lugar lleno de valentía de esta interacción y este diálogo
al servicio del bien de todos. No tengan miedo de elaborar argumentos y
lenguajes que puedan ser utilizados en un diálogo intercultural e
interreligioso, así como interdisciplinar. Participen en la reflexión sobre
los derechos humanos, que son un punto central en la búsqueda de criterios
universalmente compartidos”, animó.
Asimismo, Francisco recordó que Benedicto XVI insistió mucho
en la importancia de “urgir una nueva reflexión
sobre los deberes que los derechos presuponen, y sin los cuales estos se
convierten en algo arbitrario” porque hoy se da “una profunda contradicción”.
“Mientras, por un lado, se reivindican presuntos derechos, de carácter
arbitrario y superfluo, con la pretensión de que las estructuras publicas los
reconozcan y promuevan, por otro, hay derechos elementales y fundamentales que
se ignoran y violan en gran parte de la humanidad”, entre los que el Papa
Emérito denunció “la carencia de comida,
agua potable, instrucción básica o cuidados sanitarios elementales”. Al
finalizar, el Papa propuso inspirarse en el testimonio de San Francisco de Asís
“con su capacidad de reconocerse como hermano de todas las criaturas terrenas y
celestiales”, porque “son hermosos los pies de aquellos que llevan el anuncio
gozoso del amor de Dios por la vida de cada uno y de todos los habitantes de la
tierra”. Fuente: Aciprensa. Mercedes de la Torre.