14 de enero 2019. Autor: Monseñor, José Gómez. Obispo de los
Ángeles (Estados Unidos). Les escribo desde Chicago, donde los obispos de
Estados Unidos están terminando un retiro espiritual de una semana que el Papa
Francisco nos recomendó hacer. El retiro ha sido dirigido por el predicador de
la casa papal, el Padre Raniero Cantalamessa, OFM Cap., quien está centrando
nuestra atención en la vocación y responsabilidad que los obispos tienen en
este momento en la Iglesia.
En el primer día del retiro, el Papa Francisco les envió a
los obispos una larga y desafiante carta. Concluyó con una cita de la Santa
Madre Teresa. Quiero compartirla con ustedes: “Sí, tengo muchas fallas y
deficiencias humanas… Pero Dios se inclina hacia nosotros y nos utiliza, a
ustedes y a mí, para ser su amor y su compasión en el mundo; Él carga con
nuestros pecados, con nuestros problemas y nuestras faltas. Él cuenta con nosotros para amar al mundo
y para mostrarle cuánto lo ama. Si nos preocupamos demasiado por nosotros
mismos, no tendremos tiempo qué dedicarle a los demás”.
Ahora que comenzamos un nuevo año, creo que este es un punto
de reflexión importante para todos nosotros y especialmente para aquellos de
nosotros que ocupamos posiciones de liderazgo. Ninguno de nosotros es perfecto y aquí en la tierra, ninguno lo
será. Nosotros pecamos, cometemos errores, hacemos daño a otras personas. En
cada misa, hacemos la misma confesión: “He pecado… de pensamiento, palabra,
obra y omisión”. En esta vida, nunca
habrá un día en que eso no sea cierto.
Dios sabe esto de nosotros. Él conoce el corazón de ustedes
y el mío, mejor que nosotros mismos. Jesús
no vino por los justos, sino para salvar a los pecadores. Y eso se refiere a
cada uno de nosotros. Ese es el misterio del amor de Dios por nosotros: que
aunque somos pecadores, Él viene a cargar con nuestros pecados, a morir por nosotros
y a traernos el perdón. Esto no excusa
los pecados o crímenes o el daño que se les hace a los demás. Todos deben
rendir cuentas y hacer reparación por los errores que cometen. Pero hemos de
recordar que Dios está con nosotros en nuestras aflicciones y luchas. Él
siempre se inclina para acercarse a nosotros, para levantarnos. Él conoce
nuestras fallas y fracasos y aun así nos llama a cada uno de nosotros a hacer
su obra en el mundo. Qué hermoso pensamiento nos ofrece la Madre Teresa: “Él
cuenta con nosotros para amar al mundo y para mostrarle cuánto lo ama”. A lo
largo del retiro, el Padre Cantalamessa nos pidió que reflexionáramos sobre las
palabras de la antigua oración, “Veni Creator”. Necesitamos confiar más en el
Espíritu Santo. Tenemos que confiar en que siempre estamos viviendo en la
presencia amorosa de Dios. Dios nunca nos abandonará ni nos dejará solos.
Tenemos que llamarlo personal y constantemente. Necesitamos pedirle al Espíritu
Santo que venga a nosotros: “…y llena de la divina gracia los corazones, que Tú
mismo creaste”, como dice la oración.
Tenemos que vivir más y más, apoyándonos en la virtud de la
esperanza, con nuestros ojos puestos en el cielo mientras trabajamos por el
Reino de Dios en la Tierra. Nuestra esperanza está en Jesús y en su promesa de
que si lo seguimos, Él nos mostrará el camino a la vida eterna. Entonces, ahora
es el momento para que vivamos verdaderamente nuestra fe en Jesucristo, con un
nuevo entendimiento, con un nuevo compromiso y un nuevo amor. Estos han sido
algunos de mis pensamientos y reflexiones durante este retiro. Mi oración y mi
penitencia de esta semana han sido ofrecidas por las víctimas y sobrevivientes
de abusos, para que Dios pueda ayudarles a encontrar nuevamente la sanación y
la plenitud.
También he estado orando para que todos nosotros, y
especialmente nuestros líderes, tengamos una mejor comprensión del problema de
la inmigración, ya que esta es la “Semana Nacional de la Migración”, designada
por los obispos de Estados Unidos. Como sabemos, el gobierno federal está
parcialmente cerrado y el punto central de esto tiene relación con la
inmigración. Por lo tanto, tenemos que seguir orando y trabajando para ayudar a
nuestros líderes a ver su responsabilidad de dejar de lado las consideraciones
políticas y unirse para hacer lo correcto, arreglando el sistema de inmigración
de nuestra nación que desde hace mucho tiempo es deficiente.
Oren por nuestros líderes esta semana. Y por favor, oren por
mí y por mis hermanos obispos; yo estaré orando por ustedes. Y recurramos a
nuestra Santísima Madre María para pedirle su intercesión y aprender de su
ejemplo. Que ella nos ayude a hacer de este nuevo año un tiempo de esperanza y
una nueva oportunidad para amar y servir a Dios. Fuente: Aciprensa.