21 de marzo de 2019

SENTIDO DE LA MONICIÓN INICIAL EN LA EUCARISTÍA. Catequesis Mistagógica.


21 de marzo 2019. Siguiendo con nuestras catequesis mistagógicas en este domingo profundizaremos en la importancia de las moniciones en la liturgia y especialmente la monición inicial de la Eucaristía. Padre Héctor Giovanny Sandoval. Delegado episcopal para la liturgia. Arquidiócesis de Ibagué.
 La palabra monición viene del verbo monere, que significa avisar. Por lo tanto las moniciones son: los avisos o invitaciones  que en la liturgia se dirigen al pueblo para invitar, suscitar y dirigir su participación en la celebración.


La asamblea necesita ser guiada por alguien, como que siempre está esperando que alguien la guíe. El monitor es también guía. Muchas veces la asamblea nada más está esperando que alguien la introduzca en el sentido de la intelección de la plegaria y de los ritos para actuar.

El monitor desempeña un ministerio auténticamente litúrgico. Por lo tanto, lo que dice (las moniciones) es algo litúrgico y que está dentro de acción. Las moniciones no interrumpen la función litúrgica, todo lo contrario la integran, la perfeccionan y la presentan más claramente al pueblo.

La monición inicial:

Del mismo modo que cuando nos encontramos por la calle primero nos decimos una frase estereotipada (“Buenos días”, “Hola”, etc.) y luego añadimos unas palabras más personales, también en la Eucaristía, después del saludo ritual, será normalmente deseable decir unas palabras más situadas y dirigidas a la asamblea concreta.

La monición inicial tiene como función:

1) establecer una comunicación personal y cordial entre presidente y asamblea;

2) ayudar a situarse ante la celebración a una asamblea que acaba de llegar de la calle y necesita hacer el paso de la vida cotidiana a la celebración;

3) ayudar a situarse ante el sentido peculiar del domingo o fiesta concreta.

El tono de la monición debe ser cordial y comunicativo. El hecho de que la monición sea cordial y comunicativa no significa decir lo primero que a uno se le ocurra. La monición debe prepararse. Ha de ser breve (y la única manera de que lo sea es haberla preparado antes).

También hay que tener en cuenta que la monición no ha de ser un resumen de la Liturgia de la Palabra, ni una introducción a las lecturas, sino una introducción a toda la celebración.

Normalmente esta monición la hará el presidente de la asamblea. Alguna vez, no obstante, podrá introducirse aquí una intervención del monitor, sobre todo si es necesario explicar con un poco de amplitud el sentido de alguna fiesta peculiar.

Está monición inicial ayuda a ubicar a la asamblea y prepare el ambiente propicio para la celebración eucarística.

Sigamos creciendo en el conocimiento y profundización de nuestra liturgia para vivir mejor y participar más convenientemente en la celebración eucarística.