EL SERVICIO DISTINGUE UNA PERSONA DE FE Evangelio Lunes 25 de Julio 2022
EL
SERVICIO DISTINGUE A UNA PERSONA DE FE. Evangelio
Lunes 25 de julio 2022 Padre,
Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué “Se
acercó a Jesús la madre de los hijos de Zebedeo, y se postró como para pedirle
algo. Él le dijo: «¿Qué quieres?» Dícele ella: «Manda que estos dos hijos míos
se sienten, uno a tu derecha y otro a tu izquierda, en tu Reino.» Replicó
Jesús: «No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber la copa que yo voy a beber?»
Dícenle: «Sí, podemos.» Díceles: «Mi copa, sí la beberéis; pero sentarse a mi
derecha o mi izquierda no es cosa mía el concederlo, sino que es para quienes
está preparado por mi Padre.” Mateo 20, 20-28. En el pensamiento del salvador del
mundo, el único camino para que una persona aspire a llegar muy lejos, a ser
muy grande, a representar dignamente a su Maestro, es el servicio. Si se
trata de los asuntos de la fe, los asuntos de la Iglesia, la alternativa es
servir y no tanto mandar. No estar por encima de los demás, sino ser
hermano con todos. No creer que es más importante el que ocupa grandes cargos
sino aquel que le sirve a Dios a través de su Iglesia. (cfr. Lucas 22,
27).Es muy sabia la enseñanza del
apóstol san Pablo hablando de los dones y carismas en la Iglesia Católica. La
unidad y el servicio configuran los talentos de cada persona que cree en
Jesús de Nazareth. “Hay diversidad de carismas y ministerios, pero el Espíritu
y el Señor es el mismo.” Así que servir es la clave para entender la
comunidad que desea Dios en el mundo. (cfr. 1 Corintios 12, 12-30). El Papa Francisco es muy práctico en
sus reflexiones y meditando en el acontecimiento de las Bodas en Caná de
Galilea, el santo Padre piensa en la famosa frase de María Santísima a los
servidores: “Hagan lo que él les diga”. El servicio es el criterio del
verdadero amor. El que ama sirve, se pone al servicio de los demás. Y esto
se aprende especialmente en la familia, donde nos hacemos servidores por amor
los unos de los otros. En el seno de la familia, nadie es descartado; todos
valen lo mismo. (cfr. Homilía en Guayaquil, Ecuador, 6 de Julio 2015). Hay que aprender a vivir la fe
con sabiduría e inteligencia. La fe es la garantía de los bienes que
esperamos, nos permite descubrir las maravillas que Dios ha preparado para cada
uno de nosotros. El Maestro de la sabiduría propone: “Felices los servidores
a quienes el señor, al llegar, ¡encuentre esperando despiertos! Os aseguro que
entonces será él quien se prepare, y los haga sentar a la mesa y se ponga a
servirles. ¡Felices si los encuentran así el señor!” (cfr. Lucas 12, 35-40). El
servicio distingue a una persona de fe. Una persona no es mejor que los demás
por el cargo que ocupe sino porque entendió que el tesoro del ministerio se
lleva en vasijas de barro, para que se vea que es de Dios y no proviene de
nosotros. (cfr. 2 Corintios 4, 7). SI
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