JESUCRISTO
DESEA MISIONEROS DE LA MISERICORDIA
Evangelio
Martes 5 de julio 2022
Padre,
Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
“Le
presentaron un mudo endemoniado. Y expulsado el demonio, rompió a hablar el
mudo. Y la gente, admirada, decía: «Jamás se vio cosa igual en Israel.» Pero
los fariseos decían: «Por el Príncipe de los demonios expulsa a los demonios.» Jesús
recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, proclamando
la Buena Nueva del Reino y sanando todo enfermedad y toda dolencia. Y al ver a
la muchedumbre, sintió compasión de ella, porque estaban vejados y abatidos
como ovejas que no tienen pastor.” Mateo 9, 32-38.
Un buen misionero de la
misericordia. Jesús es el rostro de Dios solidario en el dolor, cercano a los
que sufren, amigo de los que han perdido el sentido de sus vidas. Jesús es
Dios, sí; su divinidad no es ajena a la donación y entrega, no es ajena al
martirio. Jesús nos mostró no sólo con su rostro, sino también con sus palabras
y acciones, la fidelidad absoluta de Dios, su perdón, su misericordia. El
mismo pueblo judío decía: “Jamás se vio cosa igual en Israel”. “Jesús
afirma que la misericordia no es solo el obrar del Padre, sino que ella se
convierte en el criterio para saber, quiénes son realmente sus hijos. “El
perdón de las ofensas deviene la expresión más evidente del amor misericordioso
y es un imperativo que no podemos prescindir”.
Por ende: “No permitan que la noche los sorprenda enojados” (Efesios
4,26). La misericordia es y debe ser
el ideal de vida y el criterio de credibilidad. “Dichosos los
misericordiosos” (Mateo 5, 7). (cfr.
Papa Francisco. Misericordiae Vultus, # 9).
El Hijo de Dios está muy interesado
en una Iglesia de la misericordia. Una Iglesia que es Una, santa, católica,
apostólica, romana, misionera, pero muy misericordiosa. A Jesucristo le
preocupa mucho al ser humano, al hombre, a la mujer, al anciano, el enfermo, el
impedido. Dice el libro sagrado: “Se compadecía de ellos, porque andaban como
ovejas que no tienen pastor”. Misericordiosa: es la connotación de la Iglesia
del Nazareno. Apacentar a todos aquellos que se acogen a la misericordia de
Dios. Una Iglesia que le obedece a Dios, antes que a los hombres. (cfr. Hechos
5,29). Una Iglesia que se convierte en testigo del resucitado: “Testigos de
estas cosas somos nosotros y el Espíritu Santo que comunicó Dios a los que le
obedecen” (Hechos 5, 32). Una Iglesia que le ora a Dios, pidiéndole que envié
muchas almas buenas, para que sean operarios de su mies. (cfr. Mateo 9,
38).
El Papa Francisco no pone a pensar
en la indiferencia actual. ¡Cuánto mal hace a los necesitados la indiferencia
humana! Y peor, ¡la indiferencia de los cristianos! La indiferencia es
contraria a la bondad y a la misericordia de Dios. Jesús se extiende hasta
nuestros días, para llegar a muchos hermanos y hermanas oprimidos por precarias
condiciones de vida. (cfr. Homilía, 13 de julio 2014).