LA AVARICIA ES UN PECADO SUTIL
Evangelio lunes 20 de octubre 2025
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
“Uno de la multitud dijo a Jesús: «Maestro, dile a mi hermano que comparta conmigo la herencia». Jesús le respondió: «Amigo, ¿quién me ha constituido juez o árbitro entre ustedes?». Después les dijo: «Cuídense de toda avaricia, porque aún en medio de la abundancia, la vida de un hombre no está asegurada por sus riquezas».
Les dijo entonces una parábola: «Había un hombre rico, cuyas tierras habían
producido mucho, y se preguntaba a sí mismo: “¿Qué voy a hacer? No tengo dónde
guardar mi cosecha”. Después pensó: “Voy a hacer esto: demoleré mis graneros,
construiré otros más grandes y amontonaré allí todo mi trigo y mis bienes, y
diré a mi alma: Alma mía, tienes bienes almacenados para muchos años; descansa,
come, bebe y date buena vida”.
Pero tú, hombre
de Dios, huye de todo eso. Procura ser religioso y justo. Vive con fe y amor,
constancia y bondad." (1 Timoteo 6, 10-11). Santo Tomás de Aquino enseñaba
que la Avaricia es pecado capital porque las riquezas dan la gran promesa de la
autosuficiencia en un ser humano. La Escritura nos recuerda: “El dinero lo
responde todo” (Eclesiástico 10, 19).
El Papa Francisco enseña que una persona que tenga
el corazón mundano, centrado en la riqueza, en el poder, en la avaricia, nunca
podrá entender y sentir las necesidades de los demás. “Con el corazón mundano no se puede entender la
necesidad y lo que hace falta a los demás. Con el corazón mundano se puede ir a
la iglesia, se puede rezar, se pueden hacer tantas cosas.
Pero Jesús, en la Última Cena, en la oración al Padre, ¿Qué ha rezado?
'Pero, por favor, Padre, custodia a estos discípulos para que no caigan en el
mundo, que no caigan en la mundanidad'. Es un pecado sutil, es más que
un pecado: es un estado pecador del alma.” (cfr. Homilía, 5 de marzo de 2015).
https://youtu.be/_C6TZMG0Xr8