OBEDECE Y TU VIDA CAMBIARÁ Evangelio sábado 11 de octubre 2025
OBEDECE A DIOS Y TU VIDA CAMBIARÁ
Evangelio sábado 11 de octubre 2025
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
“Jesús estaba hablando
y una mujer levantó la voz en medio de la multitud y le dijo: “¡Feliz el
vientre que te llevó y los pechos que te amamantaron!”
Jesús le respondió: “Felices más bien los que escuchan la Palabra de Dios y
la practican”. Lucas 11, 27-28 El maravillarse de los asuntos de
Dios logra su objetivo y su razón de ser cuando da como resultado el
comprometerse a ser un buen mensajero del Hijo de Dios. El apóstol Juan
tenía la razón cuando pensaba: si yo no estoy convencido de lo que soy y hacia
dónde voy, no lograré convencer a nadie, de seguir a Jesucristo.
Jesús de Nazareth nos sorprende,
impacta su manera de hablar y de decir lo que debemos hacer. Curiosamente hubo
en la historia de Jesús cantidad de personas maravilladas de su sabiduría, de
su inteligencia, de sus poderes, pero no todos lo siguieron. El Salvador del
mundo es preciso en recomendar: Feliz quien escuche a Dios y cambie su vida.
Existe un personaje bíblico que
cometió bastantes errores, en algún momento escuchó la voz de Dios y su vida se
convirtió tangencialmente. Llegó a ser el gran rey de Israel. La Escritura
nos cuenta la historia de David, quien llevó una secuencia hasta superar su
propia debilidad y convertirse en el mejor rey de Israel. David, inició con la pereza “madre de los
vicios”. Siguió con la curiosidad, “se
enamoró de Betsabé”. Cometió el error
del adulterio, pasó a la traición, y terminó con la mentira. (cfr. II de Samuel
11, 1 – 17).
El Papa Francisco propuso 6
consejos sabios para aquel que desee poner en práctica la Palabra de su Señor y
ser un buen servidor del Maestro. El
primero: Abandonar las seguridades. Debemos confiar más en Dios y menos en
nosotros mismos. El segundo: Cambio de mentalidad. Aprender a pensar y sentir
según el corazón de Dios. El tercero: Encuentro personal con Jesucristo. A
través de la Palabra, de la Eucaristía, con los más necesitados.
El cuarto: Vivir según la fraternidad y la solidaridad. Un no rotundo al
egoísmo, a la envidia. El quinto: Practicar siempre la misericordia. Ponerse en
el lugar de los demás antes de levantar un juicio. El sexto: Que nuestra vida
sea entrega y servicio. Un auténtico apóstol se distingue por su calidad de
servicio. (cfr. Homilía en Madagascar, 9 de octubre, 2019).
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