INCREDULIDAD, MENOSPRECIO DE LA VERDAD Evangelio viernes 3 de octubre 2025
LA INCREDULIDAD ES MENOSPRECIO DE LA VERDAD
Evangelio viernes 3 de octubre 2025
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
“Jesús dijo: ¡Ay
de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran
hecho los milagros realizados entre ustedes, hace tiempo
que se habrían convertido, poniéndose cilicio y sentándose sobre ceniza. Por
eso Tiro y Sidón, en el día del Juicio, serán tratadas menos rigurosamente que
ustedes.
Y tú, Cafarnaúm, ¿acaso crees que serás elevada hasta el cielo? No, serás
precipitada hasta el infierno.
El que los escucha a ustedes me escucha a mí; el que los rechaza a ustedes
me rechaza a mí; y el que me rechaza, rechaza a Aquél que me envió. Lucas 10,
13-16
La incredulidad es un serio
obstáculo para que alguien pueda ser merecedor de la salvación que ofrece Dios. El reclamo del Hijo de Dios es la
fe. No solo preguntarle a alguien si
tiene fe o sencillamente no le interesa el tema de la Fe. La propuesta es más
sabia e inteligente: ¿Qué repercusiones tiene la fe en la vida de un ser
humano? ¿Cuánto le cambiaría la vida a una persona, si fuera de fe? ¿Cuánto
sabe una persona sobre la misma fe?
En varias ocasiones el Salvador del mundo reprende
por la falta de fe. Por
ejemplo: Jesús llama la atención a sus discípulos por la falta de fe ante sus apariciones
pascuales. El pecado es falta de fe y dureza para creer. Dice el Maestro: “los
reprendió por su falta de fe y por su dureza para creer a los que lo habían
visto resucitado. Y les dijo: «Vayan por todo el mundo y anuncien la Buena
Nueva a toda la creación. El que crea y se bautice se salvará”. (Marcos 16,
14-16).
La incredulidad es la menosprecio
de la verdad revelada o el rechazo voluntario de prestarle asentimiento.
Cuando una persona siendo bautizada y creyente niega una verdad de fe divina,
cae en una herejía. Y si una persona rechaza totalmente la fe, cae en la
Apostasía. (cfr. Catecismo Iglesia Católica, 2089).
Existen momentos bíblicos de personas que
demuestran su fe con sus actitudes, con su nobleza de corazón, con su respeto
por el Hijo de Dios. Por ejemplo: Un centurión romano le dice a Jesucristo,
no soy digno que entres bajo mi techo, basta que lo digas de palabra. (cfr.
Mateo 8, 5-11). Una mujer Cananea convence con su humildad a Jesucristo la
grandeza de su fe. (Mateo 15, 21-28). Jesucristo dialoga con una mujer
samaritana, la convence de la importante de vivir como personas de fe. “Ustedes
adorarán al Padre” (cfr. Juan 4, 1-26).
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https://youtu.be/HTcE8QrOCqk