JUSTICIA Y AMOR PARA VIVIR CORRECTAMENTE LA FE
Evangelio miércoles 15 de octubre 2025
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
“Jesús dijo a los fariseos: “¡Ay de ustedes, fariseos, que pagan el impuesto de la menta, de la ruda y de todas las legumbres, y descuidan la justicia y el amor de Dios! Hay que practicar esto, sin descuidar aquello. ¡Ay de ustedes, fariseos, porque les gusta ocupar el primer asiento en las sinagogas y ser saludados en las plazas! ¡Ay de ustedes, porque son como esos sepulcros que no se ven y sobre los cuales se camina sin saber!”
Él le respondió: “¡Ay de ustedes también, porque imponen a los demás cargas insoportables, pero ustedes no las tocan ni siquiera con un dedo!”. Lucas 11, 42-46
Una religión superficial no
produce frutos en la vida de una sociedad, no edifica la Iglesia, no es la
voluntad de Dios. La verdadera religión que desea el Hijo de Dios es aquella
que tiene como fundamento la práctica de la justicia y el mandato del amor.
Dios evalúa los comportamientos
humanos de acuerdo a la justicia. El creador enseña que practicar la
justicia y el derecho lo prefiere el Señor a los sacrificios. (Proverbios 21,
3). Dios no está de acuerdo con quienes manipulan a los demás bajo un
pretexto religioso, como el pagar ciertos impuestos. (Lucas 11, 42). Vivirá muy
bien su religión, aquella persona que no sigue el consejo de los malvados, no
se detiene en la senda de los pecadores, no cultiva la amistad de los
blasfemos. (Salmo 1).
La justicia y el amor deberían
ser los presupuestos de una excelente religión. Dios propone que vivamos
nuestra religión también desde el amor. Los preceptos que enseña el buen
Dios tienen como denominador común el amor. es la única fuerza capacitada para
entender lo que es de Dios, lo que es del hombre mismo, lo que es de los demás.
Sin el amor es imposible entender la regla de oro para una vida sana y
feliz. Dios propone el amor, y a su
vez, pospone el odio, la venganza, manipular a los demás.
Yahveh le pidió a Moisés que
enseñara al pueblo los mandatos para ser santos porque Dios es Santo. No
ídolos, no robar, no jurar en falso, no oprimir, no gritar maldiciones, no
calumniar, no odiar, no venganza. (cfr. Levítico 19 1-18). El profeta denuncia
el problema de la hipocresía en la religión: “Me honran con los labios pero su
corazón está lejos de mí” (Isaías 29, 13).
https://youtu.be/2fw1QNgD3is