LA PACIENCIA DERROTA LA
MALEDICENCIA HUMANA
Evangelio domingo 23 de
julio 2023Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
“El reinado de Dios es como un hombre que sembró semilla buena en su campo. Pero, mientras la gente dormía, vino su enemigo y sembró cizaña en medio del trigo, y se marchó. Cuando el tallo brotó y empezó a granar, se descubrió la cizaña. Fueron entonces los siervos y le dijeron al amo: Señor, ¿no sembraste semilla buena en tu campo? ¿De dónde le viene la cizaña?
Otra posibilidad, según el Maestro, es la
cizaña. Ella representa lo malo, lo imperfecto, la mentira, el odio, la
venganza, la hipocresía, la venganza humana.
Históricamente el mal ha existido como una
ausencia del bien. El mal ha preocupado mucho a los que quieren un mundo mejor.
El mal fue una de las tareas fundamentales que el Hijo de Dios se dedicó a
derrotar. Dice la Escritura: “No tentarás al Señor tu Dios.”
La Biblia nos habla de varios males. Lo
debemos atacar, sí, con inteligencia, con sabiduría, con paciencia, vencerlo
definitivamente. Dice el aforismo: No hay mal que dure cien años. Dios nos pide
estar atentos a tres males: la rebeldía
de muchas personas contra la voluntad de Dios. El diablo como representante de muchos males. El pecado como una transgresión ante la ley de Dios.
Algunos definen la rebeldía como un enemigo
silencioso. La persona se comporta de una manera desafiante, no desea
obedecer, opone resistencia a la autoridad. El apóstol Pedro define a las
personas rebeldes como aquellas que desprecian la majestad de Dios, son
orgullosos y atrevidos, insultan a los espíritus. (cfr. 2 de Pedro 2, 10).
El
segundo mal es el diablo. Al diablo se le conoce como el primer rebelde y el
personaje que sigue incitando a la rebelión contra Dios. Es el enemigo de
toda rectitud y de aquellos que desean seguir a Dios. San Pablo apóstol propone
una forma para derrotar el diablo: “Pónganse la armadura completa que Dios da,
para que puedan mantenerse firmes, contra las astucias trampas del diablo”
(Efesios 6, 11).
El pecado es una falta
contra la razón, la verdad, la conciencia recta; es faltar al amor
verdadero para con Dios y para con el prójimo, a causa de un apego perverso a
ciertos bienes. (cfr. Catecismo numeral 1849).
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https://youtu.be/4ksej6932x4
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