LA PALABRA DE DIOS SE SIEMBRA CON EL BUEN EJEMPLO
Evangelio miércoles 26 de julio 2023
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
“Se reunió junto a él una gran multitud, así que él subió a una barca y se sentó, mientras la multitud estaba de pie en la orilla. Les explicó muchas cosas con parábolas: “Salió un sembrador a sembrar. Al sembrar, unas semillas cayeron junto al camino, vinieron las aves y se las comieron.
Otras cayeron en terreno pedregoso con poca tierra. Al faltarles profundidad brotaron enseguida; pero, al salir el sol se marchitaron, y como no tenían raíces se secaron. Otras cayeron entre cardos: crecieron los cardos y las ahogaron. Otras cayeron en tierra fértil y dieron fruto: unas cien, otras sesenta, otras treinta. Quien tenga oídos que escuche”. Mateo 13, 1-9.
Los santos siembran la semilla de Dios en el mundo. Con su testimonio, con su Palabra, con su obediencia a la voluntad de Dios, con su genial sistema de vida. Se puede decir que cada santo, cada santa, hizo lo que quería su Señor. San Joaquín y Santa Ana cumplieron el mandato de Dios, se convirtieron en padres de nuestra querida madre del cielo, la Santísima Virgen María.
Nuestra enciclopedia católica enseña que Joaquín fue el papá de la Virgen María. La tradición católica siempre ha honrado a Joaquín y Ana como padres de nuestra madre celestial. El llamado “Evangelio de Santiago” describe que Joaquín y Ana recibieron el premio a sus oraciones.
Vivieron primero en Galilea y se establecieron en Jerusalén. Allí
descansaron en la paz del creador. Existe una Iglesia denominada Santa María
“Ubi nata est” construida en el siglo IV, fue el lugar de la casa de san
Joaquín y santa Ana.
Nos convertimos en sembradores de la Palabra de Dios. Las recomendaciones son las siguientes: Escuchar la Palabra, creer en la Palabra, y poner en práctica la Palabra. La dificultad inicia cuando no hay voluntad para este ejercicio misionero.
No todas las veces estamos en capacidad de escuchar, no en todo momento guardamos el estado de ánimo para recibir, no siempre conservamos el espíritu para un buen actuar. El misterio para que la Palabra se convierta en vida está en lo profundo del corazón de cada persona, está en el cultivo del espíritu, está en el grado de atención, está en la capacidad de maravillarse, de dejarse impactar, de permitirle a la Palabra que cumpla su misión por la cual fue enviada y proclamada.
El Papa Francisco recomienda sembrar la semilla de la Palabra de Dios con el buen ejemplo, con el testimonio, no tanto con las palabras. Las palabras se las lleva el viento, los ejemplos son concretos, sencillos y valientes.
Nos convertimos en sembradores de la Palabra de Dios. Las recomendaciones son las siguientes: Escuchar la Palabra, creer en la Palabra, y poner en práctica la Palabra. La dificultad inicia cuando no hay voluntad para este ejercicio misionero.
No todas las veces estamos en capacidad de escuchar, no en todo momento guardamos el estado de ánimo para recibir, no siempre conservamos el espíritu para un buen actuar. El misterio para que la Palabra se convierta en vida está en lo profundo del corazón de cada persona, está en el cultivo del espíritu, está en el grado de atención, está en la capacidad de maravillarse, de dejarse impactar, de permitirle a la Palabra que cumpla su misión por la cual fue enviada y proclamada.
El Papa Francisco recomienda sembrar la semilla de la Palabra de Dios con el buen ejemplo, con el testimonio, no tanto con las palabras. Las palabras se las lleva el viento, los ejemplos son concretos, sencillos y valientes.
“Nosotros también debemos responder con el
testimonio de una vida que se entrega en el servicio. De una vida que tome el
estilo de Dios, cercanía, compasión, que se dona en el servicio. (cfr. Ángelus,
21 de marzo, 2021).
SI DESEAS ESCUCHAR EL AUDIO DE ESTA REFLEXIÓN HAZ CLICK AQUÍ
https://youtu.be/5ffi1tDzWfo
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