6 de junio de 2019

LA PLEGARIA EUCARÍSTICA. Catequesis Mistagógica.


6 de junio 2019. Después de haber profundizado en la presentación de los dones, iniciamos hoy una serie de catequesis sobre la parte más importante de la Misa: La Plegaria Eucarística. Antiguamente existía una sola Plegaria Eucarística, llamada también “Canon romano”, pero después del Concilio Vaticano II, la Iglesia nos ofrece varias plegarias que puede usar el sacerdote según el tiempo litúrgico o la ocasión especial de que se trate. Padre Héctor Giovanny Sandoval
Delegado episcopal para la liturgia. Arquidiócesis de Ibagué.  
En la Plegaria Eucarística es donde la Iglesia ha concentrado las palabras y los gestos esenciales que expresan su fe en la Eucaristía. Aquí deben concentrarse nuestros esfuerzos  de catequesis para entender todo lo que se está efectuando, pero no es sólo una catequesis, es mucho más, porque entender el sentido de la Plegaria es entender el significado de la Misa.

Esta Plegaria actualiza la acción de Cristo y se realiza de nuevo para nosotros, aquí y ahora, de manera que nos podamos unir voluntariamente a su ofrenda y a su obediencia perfecta al Padre, que es a quien va dirigida la Plegaria.

Por eso es una plegaria de alabanza y de consagración. Inicia con el Prefacio: En verdad es justo y necesario; que es una acción de gracias por los dones de Dios, especialmente por haber enviado a su Hijo como Salvador y se concluye con la Doxología, que es una solemne glorificación de la Trinidad: Por Cristo, con El y en El, a ti Dios Padre Omnipotente.

Es una oración comunitaria aunque es oración presidencial que solamente puede proclamar el presidente de la celebración, quien la pronuncia en nombre de todos en el momento culminante de su sacerdocio ministerial en el que aparece como ministro de la Iglesia, y en nombre de la Iglesia pone los gestos y pronuncia las palabras de Acción de gracias del pueblo congregado; pero el sujeto de la Plegaria es el plural “nosotros”: “te ofrecemos, te damos gracias, te pedimos…”.

Este “nosotros” significa que todos los congregados en la celebración se unen a Cristo, rezan con él al Padre y se reconocen movidos por el Espíritu a ofrecer sus vidas con él, como comunidad creyente, para servir al pueblo de Dios, y así son transformadas “en sacrificio agradable a Dios”, “para alabanza y gloria de su nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia”, expresando así el ministerio de todos los fieles.

La asamblea sabe que es suya la oración del presidente, y la hace propia participando en el diálogo introductorio, en el canto del Sanctus, en las aclamaciones después del relato de la Institución y en el Amén final. Estas aclamaciones han de ser un “estallido” que surge con fuerza y entusiasmo por parte de la asamblea; y sobre todo, adoptando interiormente las actitudes de acción de gracias, alabanza, ofrenda e intercesión expresadas en las oraciones que se han de responder, con el respeto, silencio y atención exterior para sintonizar con las palabras.

De ahí la importancia de que cada uno cumpla su papel, y sólo su papel, familiarizándose con los temas fundamentales de la Plegaria eucarística y con el ritmo propio de esta oración.

La Plegaria eucarística nos va ayudándonos a ser, también en nuestra vida y oración personal, cristianos que saben dar gracias a Dios, y no porque sí, sino porque hemos descubierto su salvación.

Esta participación nuestra en la obra salvadora de Cristo no consiste, pues,  en un estar pasivo; ponemos en el altar nuestras alegrías y penas, nuestra realidad concreta aquí y ahora.

También en la Plegaria Eucarística hay un momento de “hacer memoria” de la vida y de la muerte de Jesús, de reconocer su presencia viva entre nosotros, y expresar así nuestra fe en el Reino de Dios que se va haciendo presente y que está por venir. Todo esto lo hacemos profundamente unidos a Jesús que viene a ese pan y a ese vino para orar con nosotros. Sí, nuestra oración se une a la oración misma de Jesús, en su acción de gracias al Padre.

Es la Acción de gracias, la Eucaristía en sentido estricto, la parte central de la misa que tiene varios elementos que reviven la Historia de la salvación; y a pesar de la variedad y riqueza de sus temas, es una sola oración con una lógica concatenación en una serie de ideas y temas que se van desarrollando.

En los próximos domingos iremos profundizando la riqueza de los elementos que componen la Plegaria Eucarística y comprenderemos mejor el valor de este momento cumbre de la Santa Misa.