DIOS
ME PIDE, QUE LE SEA FIEL
Evangelio
Lunes 16 de mayo 2022
Padre,
Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
“En
la última Cena dijo Jesús a sus discípulos: El que fiel a mis mandamientos y
los guarda, ése es el que me ama; y el que me ame, será amado de mi Padre; y yo
le amaré y me manifestaré a él.» Le dice Judas - no el Iscariote -: «Señor, ¿Qué pasa para que te vayas a manifestar a nosotros y no al mundo?» Jesús le
respondió: «Si alguno me ama, guardará mi Palabra, y mi Padre le amará, y
vendremos a él, y haremos morada en él. El que no me ama no guarda mis
palabras.” Juan 14, 21-26).
Jesucristo presenta un programa
de vida, unas reglas de juego, unos mandamientos, unos sacramentos, una
Iglesia, unas bienaventuranzas, etc.
Jesucristo ofrece vida eterna para todos aquellos que respeten
ese Reino y vivan el espíritu de su programa de vida. Cuando una persona quebranta los mandamientos
de la ley del creador se produce una interferencia entre el deber y el hacer.
Los creyentes entendemos que los mandatos de Dios no son arbitrarios.
Dios sabe perfectamente lo que necesita el alma, la ética, la moral y el espíritu
humano. El apóstol san Juan explica el sentido teológico de los mandatos: “Cuando
amamos a Dios y cumplimos sus mandatos, con toda certeza sabemos que amamos
a los hijos de Dios" Amar a Dios es guardar sus mandatos, y sus mandatos
no son complicados. (1 de Juan 5, 2-3).
Santo
Tomás enseñaba que el amor es procurar el bien del otro.
La fidelidad es un excelente
principio para vivir de acuerdo al espíritu del Reino de Dios. El Salvador
del mundo pide a todo creyente, ser fiel: a su Palabra, a sus principios, a los
mandatos, a las reglas de la fe. Dios siempre tiene la razón: Sin el amor es
imposible que vivan en armonía los hombres y mujeres en este mundo. Sin
amor, no se entiende al otro que es tan diferente a mí. Sin amor, se pierde el
respeto por las personas y no se reconoce el tanto daño que le hacemos; sin
fidelidad no hay seguridad. Santa Teresa de Calcuta, visionó su apostolado
y su misión en la fidelidad a Dios. Entendió que en la mente de Dios, el asunto
no es tanto de “Éxito”, sino de fidelidad, de compromiso, de entrega, de
servicio. Ella misma afirmaba: “Dios no pretende de mí que tenga éxito. Sólo
me exige que le sea fiel”.
El Papa Francisco enseña que
nuestra fidelidad es la respuesta a la fidelidad de Dios. Dios que es fiel
a su palabra, que es fiel a su promesa, que camina con su pueblo llevando a
cabo la promesa al lado de su pueblo. Fiel a la promesa: Dios, que
continuamente se hace sentir como el Salvador del pueblo porque es fiel a la
promesa. (Homilía, 15 de abril 2020).
El Papa emérito, Benedicto XVI, explica perfectamente la
relación en Jesucristo con el “Sí” fiel a Dios y el “Amén” de la Iglesia. De
acuerdo a la carta del apóstol de los gentiles: 2 Corintios 1, 3-14. 19-20). Afirma
el santo Padre: La fe no es, primariamente, acción humana, sino don gratuito de
Dios, que arraiga en su fidelidad, en su «sí», que nos hace comprender cómo
vivir nuestra existencia amándolo a él y a los hermanos. Toda la historia de la
salvación es un progresivo revelarse de esta fidelidad de Dios, a pesar de
nuestras infidelidades y nuestras negaciones, con la certeza de que «los dones
y la llamada de Dios son irrevocables», como declara el Apóstol en la Carta a
los Romanos (11, 29).
Queridos hermanos y hermanas, el modo de actuar de Dios —muy
distinto del nuestro— nos da consuelo, fuerza y esperanza porque Dios no retira
su «sí». Ante los contrastes en las relaciones humanas, a menudo incluso en las
relaciones familiares, tendemos a no perseverar en el amor gratuito, que cuesta
esfuerzo y sacrificio. (Audiencia, 30 de
mayo 2012).