8 de mayo de 2022

UN BUEN PASTOR NO LASTIMA SUS OVEJAS, NO SE BENEFICIA DE LA IGLESIA Evangelio Lunes 9 de Mayo 2022


UN BUEN PASTOR NO LASTIMA SUS OVEJAS
NO SE BENEFICIA DE LA IGLESIA  
Evangelio Lunes 9 de mayo 2022
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
“Jesús dijo a los fariseos: el que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que escala por otro lado, ése es un ladrón y un salteador; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A éste le abre el portero, y las ovejas escuchan su voz; y a sus ovejas las llama una por una y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas, va delante de ellas, y las ovejas le siguen, porque conocen su voz. Pero no seguirán a un extraño.” Juan 10, 1-10.        Jesús es el buen pastor, porque Él conoce las ovejas y las ovejas lo conocen a Él. Jesús nos conoce porque Él nos ama, sin amor no hay conocimiento, sin amor nunca las ovejas conocerán el verdadero camino, no entenderán la verdad, desperdiciarán sus vidas sometiéndola al pecado y a la esclavitud.  El Papa Francisco pide a los pastores que sean muy cercanos a sus ovejas. Cuando el comportamiento es contrario diría el Papa, el pastor deja de serlo y bastonea a las ovejas. “la figura de pastor que Jesús nos propone es: un sacerdote santo que acompaña a su pueblo” “El pastor, en el día de su ordenación, tanto sacerdotal como episcopal, es ungido con el santo óleo. Pero el verdadero óleo, el interior, es el óleo de la cercanía y de la ternura”.
 
“Al pastor que no se hace cercano, le falta algo. Puede que sea un ‘patrón de la finca’, pero no un pastor. Un pastor al que le falta la ternura es un pastor rígido que bastonea a sus ovejas. Cercanía y ternura. (Homilía 30 de enero 2018).  De acuerdo al hermeneuta bíblico, el pastor, el término pastor, denomina la relacionalidad: El pastor termina conociendo todo sobre cada oveja y cada oveja reconoce y distingue, entre todas, la voz de su pastor, que habla con ella con frecuencia. Uno de los Salmos más bellos del salterio describe la seguridad que un orante tiene de que Dios es su Pastor: “El Señor es mi pastor, nada me falta” (23,1). 

En la Biblia el título de pastor también se le da, por extensión, también a todos aquellos que imitan la premura, la dedicación de Dios por el bienestar de su pueblo.  Por eso a los reyes en los tiempos bíblicos se les llama pastores, igualmente a los sacerdotes y en general a todos los líderes del pueblo.  El profeta Ezequiel, en el capítulo 34, propone un juicio tremendo contra los malos pastores que se apacientan solamente a sí mismos, lo cual lleva a que Dios decida ocuparse personalmente de su rebaño: “Aquí estoy yo; yo mismo cuidaré de mi rebaño y velaré por él” (Ezequiel 34,11). (cfr. Padre, Fidel Oñoro).
 
El Papa emérito Benedicto XVI explica la razón por la cual, Jesucristo el buen pastor, advierte sobre aquellos pastores que saltan la entrada correcta y prácticamente se benefician de la Iglesia y de la misión. Dice el santo padre: “alguien que trepa al recinto para llegar, saltando, a donde legítimamente no podría llegar. "Subir": se puede ver aquí la imagen del arribismo, del intento de llegar "muy alto", de conseguir un puesto mediante la Iglesia: servirse, no servir. Es la imagen del hombre que, a través del sacerdocio, quiere llegar a ser importante, convertirse en un personaje; la imagen del que busca su propia exaltación y no el servicio humilde de Jesucristo.
 
Pero el único camino para subir legítimamente hacia el ministerio de pastor es la cruz. Esta es la verdadera subida, esta es la verdadera puerta. No desear llegar a ser alguien, sino, por el contrario, ser para los demás, para Cristo, y así, mediante él y con él, ser para los hombres que él busca, que él quiere conducir por el camino de la vida.” (Homilía, 7 de mayo 2006).