QUIEN
SIGUE A JESUCRISTO, QUE LO HAGA CON ALEGRÍA
Evangelio
Viernes 27 de mayo 2022
Padre,
Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
“En
la última Cena dijo Jesús a sus discípulos: «En verdad, en verdad os digo que
lloraréis y os lamentaréis, y el mundo se alegrará. Estaréis tristes, pero
vuestra tristeza se convertirá en gozo. La mujer, cuando va a dar a luz, está
triste, porque le ha llegado su hora; pero cuando ha dado a luz al niño, ya no
se acuerda del aprieto por el gozo de que ha nacido un hombre en el mundo. También
vosotros estáis tristes ahora, pero volveré a veros y se alegrará vuestro
corazón y vuestra alegría nadie os la podrá quitar.” (Juan 16, 20-23ª). El Salvador del mundo, forma la
comunidad de sus discípulos, previendo el futuro y el querer de su Iglesia.
Jesucristo pensó en los parámetros que deberían guiar a todo futuro discípulo: El
amor es la base y el fundamento de la toda la formación: “Permanezcan en mi
amor”. Las adversidades de la misión no hay que desconocerlas, ni tampoco darle
tanta importancia porque se puede abandonar la misión. “Si el mundo los odia, a
mí, me han odiado antes”. El compañero ideal de la misión es el Espíritu Santo.
“El Espíritu de la verdad, los guiará hasta la verdad plena”. La Cruz es y será
y el signo de un auténtico cristianismo. “Que cada persona tome su cruz y siga
a su Maestro”.
La alegría es un buen estado de
ánimo para quien quiera ser un buen discípulo. El apóstol san Pablo valora
mucho la alegría a quienes viven en Filipo por su colaboración que han prestado
al Evangelio: “Ruego siempre en mis oraciones con alegría por ustedes.”
(Filipenses 1, 4-8). Un excelente discípulo predica y anuncia un Evangelio
de la alegría. “la conversión de nuestro espíritu, es motivo de alegría;
olvidar odios y rencores, eso es suficiente motivo de alegría; perdonar y
olvidar, otra fuente de alegría, recibir y dar, da mucha más alegría.” Advierte el hermeneuta bíblico: “Así como la
Cruz trajo tantas lágrimas para Jesús para los discípulos, esa misma Cruz
será el motivo de nuestra libertad y de nuestra felicidad pascual, gracias
a ella podemos decir hoy que hay sanación, redención, liberación, vida nueva en
nuestra historia.”
El Papa Francisco enseña que: “La
alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se
encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del
pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo
siempre nace y renace la alegría. °°° la vida se alcanza y madura a medida
que se la entrega para dar vida a los otros. Eso es en definitiva la misión».
Por consiguiente, un evangelizador no debería tener permanentemente cara de
funeral. Recobremos y acrecentemos el fervor, «la dulce y confortadora alegría
de evangelizar, incluso cuando hay que sembrar entre lágrimas. (Exhortación
Apostólica, Evangelii Gaudium, 1 y 10).