Evangelio sábado 30 de diciembre
2023
Padre, Jairo Yate Ramírez.
Arquidiócesis de Ibagué
(Cuando José y María entraban en el templo
para la presentación del niño). Ana se acercó, dando gracias a Dios y hablando
del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén.
Una vez que José y María cumplieron
todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de
Nazaret. El niño iba creciendo y fortaleciéndose, se llenaba de sabiduría y la
gracia del Dios estaba con él.” Lucas 2, 36-40
El
nacimiento del Salvador del mundo, da cumplimiento a los deseos de Dios, a lo
que estaba prescrito según la ley del Señor. Se ajusta perfectamente a una
historia, a una ley, a una cultura, a unas profecías. Ante el anuncio de la presencia del Mesías, la respuesta es el
servicio. Una profetiza, de avanzada edad, se distinguía en medio de la
comunidad judía por ser una mujer servidora en los asuntos de Dios.
Algo que
llama la atención es que la misión que cumplía Ana es propiamente un ministerio
en el ambiente del templo de Jerusalén. Ella era la servidora. La historia nos
recuerda que tan pronto se enteró de la venida del Salvador, alababa a Dios y
hablaba del niño Jesús a todos los que esperaban la redención de Jerusalén.
El
servicio es una virtud, es una gracia, es una vocación. La Palabra de Dios nos
indica que el servicio es la razón de ser de nuestra fe, de nuestra
vocación, de nuestro ministerio, de nuestra Iglesia. “Hemos hechos lo que
debíamos hacer. Somos los servidores de Dios”. (Lucas 17, 7-10). Entendemos el
servicio como una vocación. El mejor ejemplo del servicio es Jesucristo como el
Siervo de su Padre celestial. (cfr. Mateo 12, 18).
El
servicio se cualifica con la virtud de la caridad. Quien aprende a ser
siervo de Dios, como la profetisa Ana, se distingue por ser una persona
humilde. (cfr. Lucas 17, 10). Un buen servidor de Dios es alguien que cultiva
los valores cristianos. Entiende que el mundo funciona como un equipo, así lo
pensó Dios.
Necesitamos
del servicio, de personas que sirvan. Han existido patriarcas, profetas,
apóstoles, todos con la misión de servir a Dios en el mundo. Lo más excelso del servicio, es aprender a
servirle a los demás, solo por amor. (cfr. Gálatas 5, 13).
El Papa
Benedicto XVI define a la Iglesia católica en el campo del servicio: Anuncia la
Palabra, celebra los sacramentos y sirve en la cariad”. (cfr. Intima Ecclesiae
Natura, 11 de noviembre, 2012).
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