Evangelio jueves 14 de diciembre
2023
Padre, Jairo Yate Ramírez.
Arquidiócesis de Ibagué
Desde los días de Juan el Bautista
hasta ahora, el Reino de los Cielos es combatido violentamente, y los violentos
intentan arrebatarlo. Porque todos los Profetas, lo mismo que la Ley, han
profetizado hasta Juan. Y si ustedes quieren creerme, él es aquel Elías que
debe volver. ¡El que tenga oídos, que oiga!” Mateo 11, 11-15
Para
entender con precisión en qué consiste el Reino de Dios, es necesario escuchar
las explicaciones del Hijo de Dios.
Con Juan el Bautista finaliza los tiempos de la ley y de los profetas.
Muchos teólogos e intérpretes de la Escritura, consideran a Juan como el último
de los profetas de la Antigua Alianza y el primero en la Nueva Alianza. Algunos
quieren confundir a la humanidad proponiendo a Elías como el que ha de venir,
(cfr. Malaquías 4, 6) Elías vino y no lo reconocieron, el que quiera oír que
escuche.
Una
buena preparación para vivir el Reino de Dios es la “Conversión”. El
profeta Elías y Juan el Bautista, se mueven en ambientes muy similares. Dice la
Escritura que él abrirá el camino del Señor con el espíritu y el poder del
profeta Elías. (Juan 1, 17). Ambos predicaron en el desierto. (Mateo 3, 1).
Ambos invitaron a la conversión. Ambos tuvieron que defenderse de enemigos como
reyes y dirigentes. (cfr. 1 Reyes 18, 16 y Mateo 14, 3). Escuchar despierta la inteligencia y el entendimiento en aquel que
quiera seguir los caminos de Dios.
El
Nazareno propone el verbo “Escuchar”. El apóstol Santiago recomienda: “Estén
listos para escuchar, lentos para hablar y para enojarse” (Santiago 1, 19)
Será bienaventurada aquella persona que escuche la Palabra de Dios y le
obedezca. (Lucas 11, 28). El escuchar va en comunión con la práctica. Cuando no
coordinan, aparece el engaño. (cfr. Santiago 1, 22). La consigna es poner en
práctica todo lo que escuchamos y lo que vemos. (cfr. Filipenses 4, 9).
San Pablo
enseña que la fe viene como resultado de escuchar bien el mensaje de Dios. (Romanos
10, 17). El Papa Francisco advierte que
podemos caer en la trampa de medir el valor de nuestros esfuerzos apostólicos
con los criterios de la eficiencia, de la funcionalidad y del éxito externo. La cruz nos indica una forma distinta de
medir el éxito: a nosotros nos corresponde sembrar, y Dios ve los frutos de
nuestras fatigas. (cfr. Homilía 24 de septiembre, 2015).
San
Juan de la Cruz, muy famoso por su vida de santidad, de sacrificio, de aquella
persona que escuchó la Palabra y la puso en práctica. Doctor en teología
mística. Una persona muy versada en la Palabra de Dios, porque la escuchaba y
la meditaba.
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