Evangelio martes 19 de diciembre
2023
Padre, Jairo Yate Ramírez.
Arquidiócesis de Ibagué
No tenían
hijos, porque Isabel era estéril, y los dos de avanzada edad. Sucedió que,
mientras oficiaba delante de Dios, en el turno de su grupo, le tocó en suerte,
según el uso del servicio sacerdotal, entrar en el Santuario del Señor para
quemar el incienso.
Toda la multitud del pueblo estaba
fuera en oración, a la hora del incienso. Se le apareció el Ángel del Señor, de
pie, a la derecha del altar del incienso. Al verle Zacarías, se turbó, y el
temor se apoderó de él. El ángel le dijo: «No temas, Zacarías, porque tu
petición ha sido escuchada; Isabel, tu mujer, te dará a luz un hijo, a quien
pondrás por nombre Juan; será para ti gozo y alegría, y muchos se gozarán en su
nacimiento, porque será grande ante el Señor.” °°° Lucas 1, 5-25.
Una
excelente pareja conformada por Zacarías e Isabel, contemplan, viven y se gozan
en la bondad y la misericordia de Dios. Un sacerdote Zacarías y una mujer
descendiente de Arón, ven cumplidas sus esperanzas e ilusiones gracias a las
actitudes que tomaron frente a Dios. La primera actitud es que aprendamos
siempre a tener plena confianza en Dios. Santa Teresa de Jesús y de la santa
faz, recomendaba: “Es la confianza la que nos sostiene cada día y la que nos
mantendrá en pie ante la mirada del Señor cuando nos llame junto a Él.”
En materia
de confianza para poder vivirla es necesario definirla: Todo lo que somos y tenemos se lo debemos a Dios. No es que seamos
competentes nosotros mismos, sino que es la bondad de Dios. Confiamos más en
Dios que en nuestras propias fuerzas. (cfr. 2 Corintios 3, 4-6).
La
segunda actitud es la oración. Zacarías e Isabel gozaban de ser personas de
oración. Ese modelo que persona que se comunica fácilmente con Dios, que le
expresa a Dios lo que se siente, que sabe acomodarse a lo que decida Dios.
Zacarías cumplía fielmente su oficio en el templo, cuando un ángel de Dios le
comunica que sus oraciones han sido escuchadas. Isabel siendo estéril le va a
regalar lo que más deseaba el sacerdote, un hijo.
No solo sus
oraciones le dieron lo que quería, sino que ese mismo hijo sería el precursor
del Mesías. La persona que no se inquieta y sabe orarle a Dios recibe sus
gracias. (cfr. Filipenses 4, 6-7).
La
tercera actitud es la fe. La confianza y
la oración, tienen su razón de ser en la fe. Los efectos esperados nacen de
la fe como la persona pone su confianza en Dios. Confiar en Dios y no en la
propia inteligencia. (Proverbios 3, 5-6). La oración con fe produce milagros.
(cfr. Santiago 5, 15).
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