Evangelio domingo 31 de diciembre
2023
Padre, Jairo Yate Ramírez.
Arquidiócesis de Ibagué
“Cuando se
cumplieron los días en que debían purificarse, según la Ley de Moisés, llevaron
a Jesús a Jerusalén para presentarle al Señor, como está escrito en la Ley del
Señor: Todo varón primogénito será consagrado al Señor y para ofrecer en
sacrificio un par de tórtolas o dos pichones, conforme a lo que se dice en la
Ley del Señor.
Vivía
entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón. Era un hombre justo y piadoso,
y esperaba la consolación de Israel; y estaba en él el Espíritu Santo. El
Espíritu Santo le había revelado que no vería la muerte antes de haber visto al
Cristo del Señor. Movido por el
Espíritu, vino al Templo; y cuando los padres introdujeron al niño Jesús, para
cumplir lo que la Ley prescribía sobre él, le tomó en brazos y bendijo a Dios.”
°°° Lucas 2, 22-40.
La
Sagrada Escritura nos recuerda que nuestras familias deben ser “Una comunidad
de vida y amor”. El dueño de la vida y de la eternidad lo quiso así. Creó
un hombre y una mujer, y convirtió esas dos maravillosas personas en padres,
modelos de familia y de hogar cristiano. El secreto está en que el hombre se
une a la mujer y forman una sola carne. (cfr. Mateo 19, 4-6). El amor es el
punto del equilibrio, de las buenas relaciones, de la perfecta unidad entre el
hombre y la mujer; entre Dios y la humanidad. El Mayor presupuesto de la ley de
Dios está en el amor. (cfr. Marcos 12, 29-31).
Para que nadie se
equivoque en el tema del amor, debe conocer la siguiente recomendación: “El
amor es y se trata de hacer siempre el bien” La Biblia nos pone a pensar que, si nacimos
del amor de Dios y debemos ser personas del amor para los demás, necesariamente
el amor debe buscar el bien en el otro.
Dice el
apóstol: El amor no busca lo suyo, no guarda rencor, no sufre de envidia, goza
de la verdad. (cfr. 1 Corintios 13, 4-8). El
amor debe navegar obligatoriamente en la caridad. Amar a los demás, es
siempre guardar la caridad. Allí está la ley de Dios en su plenitud. (cfr.
Romanos 13, 8-10).
La vida familiar tiene como
fundamento el amor mutuo, el amor es vínculo de perfección. Toda familia debe dejarse guiar por las
recomendaciones de Dios: El Señor quiere que los hijos honren a su padre y
reconozcan la autoridad de la madre. El que respeta a su padre borra sus
pecados, y honrar a la madre es guardar un tesoro. (Eclesiástico 3, 2).
San
Juan Pablo II, Papa, enseñaba: “La familia es una comunidad de personas, su
modo de existir y vivir es la comunión. La familia inicia con la comunión
conyugal, el hombre y la mujer se entregan mutuamente. (cfr. Carta Gratissimam
Sane, año 1994).
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