Evangelio lunes 18 de diciembre
2023
Padre, Jairo Yate Ramírez.
Arquidiócesis de Ibagué
Así lo tenía planeado, cuando el
Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no
temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del
Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él
salvará a su pueblo de sus pecados». Todo esto sucedió para que se cumpliese el
oráculo del Señor por medio del profeta.” °°° Mateo 1, 18-24
La
genealogía del Salvador del mundo, no es igual a la historia de nosotros como
seres humanos, que vivimos según la Gracia y el modelo de Dios. Para no dar
lugar a equivocaciones ni polémicas sin sentido, la Escritura nos enseña la procedencia
de Jesucristo como Hijo de Dios, enviado por Dios, nacido de una excelente e
inmaculada mujer, elegida por Dios, para que ese Hijo fuese el Salvador de la
humanidad. Hubo momentos en la historia en que algunas personas se preguntaron:
¿Eres tú el que has de venir o debemos esperar a otro? (Lucas 7, 20).
El
Profeta Miqueas le contó a la humanidad de dónde iba a salir el jefe de Israel
y que sus orígenes se remontan a tiempos antiguos. (Miqueas 5, 1-4). El
evangelista médico nos enseña con exactitud el nacimiento del Hijo de Dios en
el vientre virginal de la Santísima Virgen María. (Lucas 1, 39-45).
El profeta Isaías, en el siglo VIII
de la historia salvífica, anuncia la llegada del Salvador, y los efectos que se
van a producir con la presencia de Jesucristo. (cfr. Isaías 35, 11). Los milagros del Nazareno y su predicación
permiten salir de la duda quién es verdaderamente él. Él es el Mesías.
(Mateo 11, 4).
A lo largo de 3 años del ministerio
de Jesucristo probaron que Él es el máximo profeta en obras y palabras.
Reconocido por Dios y por todo el pueblo. (Lucas 24, 19). El mismo Jesucristo
indica cuál es su misión. “Me han enviado a evangelizar a los pobres, etc.”
(Lucas 4, 18).
El
Papa Benedicto XVI hace énfasis sobre el Mesías esperado por la humanidad.
Afirma el santo Padre: “El Mesías esperado, objeto de la promesa, es verdadero
Dios, pero también verdadero hombre; Hijo de Dios, pero también Hijo dado a luz
por la Virgen, María de Nazaret, carne santa de Abraham, en cuya descendencia
serán bendecidas todas las naciones de la tierra (cfr. Génesis 22, 18). (cfr.
Homilía, 17 de diciembre, 2009).
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