Evangelio martes 26 de diciembre
2023
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis
de Ibagué
Pero,
cuando los enjuicien, no se preocupen por lo que van a decir o por la forma de
decirlo, porque, en ese momento se les inspirará lo que han de decir. Pues no
serán ustedes los que hablen, sino el Espíritu de su Padre el que hablará por
ustedes. El hermano entregará al hermano a la muerte, y el padre a su hijo; los
hijos se levantarán contra sus padres y los matarán; todos los odiarán a
ustedes por mi causa, pero el que persevere hasta el fin se salvará".”
Mateo 10, 17-22.
El
vademécum de un grande, fuerte, inteligente, prudente y sensato seguidor del
Maestro de Nazareth. Quienes seguimos los pasos del hijo de Dios, como
buenos bautizados, buenos misioneros, buenos colaboradores, buenos ministros,
buenas consagrados y buenos consagrados, debemos aprender la primera y básica
lección: “Bienaventurados cuando los
injurien, los persigan, y digan con mentira toda clase de mal contra ustedes
por mi causa” (Mateo 5, 11).
De la misma
manera como el Salvador del mundo tuvo que sufrir para ganar la salvación, en
esa misma dimensión quienes lo anuncien y vivan según su Palabra, deberán
asumir con fortaleza los ataques de la sociedad.
Para
poder anunciar el Evangelio, sabiendo los ataques de quienes lo van a escuchar,
la virtud de la prudencia, es la indicada para no caer en las tentaciones.
Jesucristo es un modelo perfecto de Aquel que supo combatir el buen combate de
la fe. Fue prudente, sensato, calmado, sabio, muy oportuno, guardó silencio,
dijo lo que debía decir y lo dijo bien dicho.
Después de
tanta crítica destructiva de algunos movimientos judíos, muchas personas en la
sociedad se maravillaban de Jesús de Nazareth.
Loaban su sabiduría, su inteligencia, sus poderes, su caridad, su
misericordia. Jesucristo manejó muy bien la gloria, el poder, el dolor y los
momentos difíciles, conservando su
puesto de Salvador y Redentor.
No
hay que permitir que las tentaciones cambien el rumbo de una buena
evangelización. ¿En qué debemos pensar? Debemos vencer el miedo. La
Escritura recomienda confiar más en el poder de Dios y el de su Palabra. Dios
siempre está con nosotros. (cfr. Isaías 41, 10).
Si nos
envían como ovejas en medio de lobos, debemos ser prudentes y sencillos. (cfr.
Mateo 10, 16). Debemos evitar al máximo los conflictos con los demás. Si
alguien te ofende le llamarás la atención con caridad y si acepta lo
perdonarás. (cfr. Lucas 17, 1-6). San Esteban proto mártir habló y defendió muy
bien a Jesús, fue acusado falsamente, pero él se defendió con un excelente
discurso. (cfr. Hechos 7).
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