Evangelio martes 12 de diciembre
2023
Padre, Jairo Yate Ramírez.
Arquidiócesis de Ibagué
“¡Tú eres bendita entre todas las
mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre
de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en
mi vientre. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue
anunciado de parte del Señor”. María dijo entonces: “Mi alma canta la grandeza
del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi salvador.” °°° Lucas
1, 39-48.
María
Santísima, con su vida y con su fe, transmite ese modelo que ha recibido de
Dios. Ella entiende perfectamente que su obra y su decisión no es
directamente suya, sino que es el fruto de una profunda relación con Dios, la
fuerza de poder hacer la voluntad de Dios, de entenderlo a Él, de creerle a
Él. “Ella guardaba todas esas cosas en
su corazón”.
María
Santísima es un perfectísimo modelo de fe, transmite la fe, y pone a los demás
en comunión con la fe. La Escritura nos cuenta que: María se puso en camino
y fue aprisa, a la montaña, a un pueblo de Judá y saludó a Isabel. Entra en contacto con Isabel, y le transmite
ese espíritu comunitario de la fe. La fe se convierte en una relación perfecta
entre las personas. Es una manifestación
del gozo y de la alegría cristiana, es un compartir la Gracia y la bondad de Dios.
María
Santísima es un excelente signo del rostro maternal y misericordioso de Dios.
La fe se convierte para María en la medida para abrazar no solo su propio misterio,
sino el de su mismo hijo. María es reconocida como modelo extraordinario de la Iglesia
en el orden de la fe. Ella es la creyente en quien resplandece la
fe como don, apertura respuesta y fidelidad. Es la perfecta discípula que
se abre a la Palabra y se deja penetrar por su dinamismo.
En
el año 1999 san Juan Pablo II declara oficialmente que se celebre en nuestra
Iglesia Católica la fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe. Acontecimiento
de la aparición de la Virgen en el año 1531 en México. En el año 2002 el mismo
santo Padre declara santo a Juan Diego, el indio vidente de la aparición de la
Virgen, que se arrodilló y le prometió a María Santísima cumplir con su
mandato: hablar con el obispo, Fray Juan de Zumárraga.
Nuestra
señora es: patrona de América Latina, patrona de las islas filipinas,
emperatriz de América. Los mensajes de Nuestra Señora, son una invitación
abierta a la conversión, a la oración, a evitar el mal, a respetar a los
sacerdotes y escucharlos como mensajeros de Dios.
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