10 de diciembre 2023 Silencio y oración hacemos espacio a Jesús. Ángelus Regina Coeli. Papa Francisco. “En este segundo domingo de Adviento el Evangelio nos habla de Juan el Bautista, el percusor de Jesús, y nos lo describe como ‘voz del que grita en el desierto’. El desierto, lugar vacío, donde no se comunica, y la voz, medio para hablar, parecen dos imágenes contradictorias, pero en el Bautista se conjugan”, indicó el Santo Padre en su reflexión. Por Walter Sánchez Silva
Sobre el
desierto, el Papa Francisco recordó: “Juan predica allí, a orillas del río
Jordán, cerca del punto en el que su pueblo, muchos siglos antes, entró en la
tierra prometida. Haciendo así es como si dijera: para escuchar a Dios debemos volver al lugar en el que durante cuarenta
años Él acompañó, protegió y educó a su pueblo, en el desierto”.
“Este es el lugar del silencio y de la
esencialidad, donde uno no puede permitirse entretenerse con cosas inútiles,
sino que es necesario concentrarse en lo que es indispensable para vivir”.
En esta
imagen del desierto, continuó el Santo Padre, hay “un reclamo siempre actual:
para proceder en el camino de la vida es necesario despojarse del ‘de más’,
porque vivir bien no quiere decir llenarse de cosas inútiles, sino liberarse de lo superfluo, para excavar en
profundidad dentro de uno mismo, para captar lo que es verdaderamente
importante ante Dios”.
El Papa
Francisco precisó luego: “sólo si, a
través del silencio y la oración hacemos espacio a Jesús, que es la Palabra del
Padre, sabremos liberarnos de la contaminación de las palabras vanas y de
la palabrería. El silencio y la sobriedad –en las palabras, en el uso de las
cosas, de los medios y de las redes– no son solo ‘adornos’ o virtudes, sino
elementos esenciales de la vida cristiana”.
Respecto a
la segunda imagen, la voz, el Pontífice destacó que “esta es el instrumento con
el que manifestamos lo que pensamos y llevamos en el corazón. Entendemos
entonces que está muy vinculada con el silencio, porque expresa lo que madura
dentro, de la escucha de lo que el Espíritu sugiere”.
“Hermanos y
hermanas, si no se sabe callar, es
difícil que se tenga algo bueno que decir; en cambio, cuanto más atento es
el silencio, más fuerte es la palabra. Juan Bautista… la potencia profética de
su voz está ligada a la autenticidad de su experiencia y a la limpidez de su
corazón”.
El Papa
Francisco alentó también a cuestionarse: “¿Qué lugar tiene el silencio en mis
días? ¿Es un silencio vacío, tal vez opresivo, o un espacio de escucha, de
oración, donde custodiar el corazón? ¿Mi vida es sobria o llena de cosas
superfluas? Incluso si quiere decir ir a contracorriente, valoremos el
silencio, la sobriedad y la escucha”.
Para
concluir, el Pontífice hizo votos para que “María, Virgen del silencio, nos
ayude a amar el desierto, para convertirnos en voces creíbles que anuncian a su
Hijo que viene”. Fuente: Aciprensa. Com