Evangelio lunes 29 de abril 2024
Padre, Jairo Yate Ramírez.
Arquidiócesis de Ibagué
“A la Hora
de pasar de este mundo al Padre, Jesús dijo a sus discípulos: “El que recibe
mis mandamientos y los cumple, ése es el que me ama; y el que me ama será amado
por mi Padre, y Yo lo amaré y me manifestaré a él”. Judas -no el Iscariote- le
dijo: “Señor, ¿por qué te vas a manifestar a nosotros y no al mundo?”
Jesús le respondió: “El que me ama
será fiel a mi palabra, y mi Padre lo amará; iremos a él y habitaremos en él. El
que no me ama no es fiel a mis palabras. La palabra que ustedes oyeron no es mía,
sino del Padre que me envió. Yo les digo estas cosas mientras permanezco con
ustedes. Pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi
Nombre, les enseñará todo y les recordará lo que les he dicho”. Juan 14, 21-26.
El
Espíritu Santo permite entender la obra del Hijo de Dios. Sostiene la misión y
concede todos los dones y gracias para ser los discípulos que desea el Maestro.
A Jesucristo hay que aprenderlo a conocer como hombre y como Dios. Una buena
parte del pueblo de Israel tuvo la experiencia de contemplar al Hijo de Dios en
medio de ellos. Algunos lo aceptaron, otros no.
Para quienes
lo escucharon y aceptaron, lograron una idea muy completa del Salvador del
mundo, sus ideas, su sabiduría, sus poderes, sus gracias, sus inolvidables
enseñanzas. Los apóstoles estuvieron muy cerca de Él. Se dejaron formar y guiar
por su excelente ejemplo, por su sabiduría.
Ante la inminencia de la pasión y
sufrimientos del Maestro en manos de judíos y gentiles, el mismo Maestro recomienda a todos sus seguidores
el “Camino de la Cruz”. Es el camino del trabajo, la dedicación, la
perseverancia, el sacrificio. Antes de culminar su camino, el Nazareno detiene
la marcha para que sus apóstoles puedan contemplar el camino que lleva hacia el
cielo. Es el resultado de su misión en la pasión gloriosa. Los apóstoles
contemplan a su Maestro como hombre y como Dios. (cfr. Mateo 17, 1-9).
Si
Jesucristo enseña el camino correcto que nos lleva hacia la eternidad. También
enseña en Evangelio como el camino para la vida, como la verdad de lo que
significa la vida, como la verdad de lo que realmente debe ser Dios, para cada
uno de nosotros. El Espíritu Santo es la excelente guía para no perder el
camino hacia Dios.
La forma de
vivir en comunión con Dios, nos permitirá seguir en el camino. En esa misma
proporción de vida, luz, Palabra y Esperanza, vamos creciendo en la fe. Quien
ama siempre le será fiel a Dios.
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