Evangelio jueves 18 de abril 2024
Padre, Jairo Yate Ramírez.
Arquidiócesis de Ibagué
Nadie ha
visto nunca al Padre, sino el que viene de Dios: sólo Él ha visto al Padre. Les
aseguro que el que cree tiene Vida eterna. Yo soy el pan de Vida. Sus padres,
en el desierto, comieron el maná y murieron.
Pero éste es el pan que desciende
del cielo, para que aquél que lo coma no muera. Yo soy el pan vivo bajado del
cielo. El que coma de este pan vivirá eternamente, y el pan que Yo daré es mi
carne para la Vida del mundo.” Juan 6, 44-51.
Jesucristo
es la respuesta a los anhelos y las esperanzas que creen en Él y se dejan guiar
por el poder que tiene su Palabra.
La misma Palabra de Dios se convierte en alimento. Los creyentes
necesitamos lo que ofrece el Maestro de Nazareth: “Yo soy el Pan de la vida”.
Precisamente necesitamos el Pan de la Palabra, el Pan de los signos, el Pan de
la Eucaristía. el Pan de la Palabra de Dios se sirve en la Eucaristía, se
proclama, se medita, se instala en el corazón del creyente, es la sabiduría de
ese Dios que ofrece su Reino como principio de salvación. El Pan de los signos:
muy necesario, porque somos seres eminentemente sensibles.
Nuestra
Iglesia Católica nos enseña el valor que tiene la Eucaristía para cada uno de
nosotros: He aquí nuestra Eucaristía cristiana: en ella están contenidos,
verdadera, real y sustancialmente el cuerpo y la Sangre del Salvador (Catecismo
Iglesia. Católica. 1374). La Iglesia
vive de la Eucaristía, la misma Eucaristía le da su razón de ser: somos
Eucaristía, milagro de la gente que ama, milagro de la gente que perdona,
milagro de la gente que cambia.
La
Eucaristía edifica la Iglesia. Eso no solo es una gran verdad teológica,
sino que tiene un sentido muy amplio para nosotros que somos la Iglesia. Por
medio de la Eucaristía recibimos todas las gracias necesarias para vivir
auténticamente nuestra vida cristiana, para realizar nuestro apostolado, para
dar todo de parte nuestra en la continuidad de ese reino del Señor, que es la
vida en el amor, la caridad, la justicia, la verdad, el servicio, la entrega,
la humildad, etc.
El
Papa Francisco nos indica que Jesucristo es el Pan de vida, Él mismo se entrega
para que tengamos vida. Yo soy el
pan de la vida’, resume verdaderamente todo su ser y toda su misión.
Jesús
sabe que el Padre le pide no solo dar de comer a la gente, sino darse a sí
mismo, partirse a sí mismo, la propia vida, la propia carne, el propio corazón
para que nosotros podamos tener la vida”. (cfr. Ángelus, 8 de agosto, 2021).
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