Evangelio sábado 20 de abril 2024
Padre, Jairo Yate Ramírez.
Arquidiócesis de Ibagué
“Después de
escuchar la enseñanza de Jesús, muchos de sus discípulos decían: “¡Es duro este
lenguaje! ¿Quién puede escucharlo?” Jesús, sabiendo lo que sus discípulos
murmuraban, les dijo: “¿Esto los escandaliza? ¿Qué pasará, entonces, cuando
vean al Hijo del hombre subir donde estaba antes? El Espíritu es el que da
Vida, la carne de nada sirve.
Las
palabras que les dije son Espíritu y Vida. Pero hay entre ustedes algunos que
no creen”. En efecto, Jesús sabía desde el primer momento quiénes eran los que
no creían y quién era el que lo iba a entregar.
Y agregó: “Por eso les he dicho que
nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede”. Desde ese momento,
muchos de sus discípulos se alejaron de Él y dejaron de acompañarlo. Jesús
preguntó entonces a los Doce: “¿También ustedes quieren irse?” Simón Pedro le respondió:
“Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de Vida eterna. Nosotros hemos
creído y sabemos que eres el Santo de Dios”. Juan 6, 60-69.
La
mejor decisión en la vida de la fe, es quedarse con Jesús de Nazareth. Sólo Él
tiene palabras de vida eterna. El mismo Maestro advierte: “El espíritu da
la vida, la carne no sirve para nada”. El apóstol san Pablo explica de una
manera práctica la diferencia entre las
obras de la carne y las del espíritu. Por ejemplo, cuando alguien se deja
guiar solo por la carne, cae fácilmente en las impurezas, la idolatría, la
magia, el odio, la ira, la violencia, los celos, la ambición, la división, el
sectarismo.
Cuando
se deja conducir por el Espíritu de Dios, una persona goza de la caridad, la
alegría, la paz, la comprensión, la generosidad, la bondad, la fidelidad,
la mansedumbre, el dominio de sí. (Gálatas 5, 19-23). En la medida en que Dios
pretende revelar al hombre su ser, en esa misma proporción, la respuesta de
muchos es contraria a su voluntad. Necedad humana. Si Él es el alimento que
sacia el hambre y la sed de todos aquellos que buscan a Dios, ¿Por qué muchos
dudaron que Dios estuviera con ellos? (cfr. Éxodo 17,7). ¿Por qué muchos
discípulos lo abandonaron y no siguieron con él? (cfr. Juan 6, 66).
En el círculo más íntimo de aquellos
que seguían a Jesucristo, existía un adversario, un diablo, (cfr. Juan 6, 70).
Es más, Jesús sabía que aquel que compartía el pan con él, lo trata con
desprecio. (cfr. Juan 13, 18-19). La fe
es la única que define el misterio. Cada
persona debe hacer su opción de fe.
Los apóstoles tomaron su decisión de fe:
“A quién vamos a ir, tú tienes palabras de vida eterna” (Juan 6, 68). Nosotros
debemos tomar nuestra opción de fe. Jesucristo es el único quien puede ofrecer
vida eterna. Es el único que ofrece su cuerpo y su sangre.
SI DESEAS ESCUCHAR EL AUDIO DE ESTA REFLEXIÓN
HAZ CLICK AQUÍ