Evangelio domingo 28 de abril
2024
Padre, Jairo Yate Ramírez.
Arquidiócesis de Ibagué
Ustedes ya
están limpios por la palabra que Yo les anuncié. Permanezcan en mí, como Yo
permanezco en ustedes. Así como el sarmiento no puede dar fruto si no permanece
en la vid, tampoco ustedes, si no permanecen en mí. Yo soy la vid, ustedes los
sarmientos.
El que permanece en mí, y Yo en él,
da mucho fruto, porque separados de mí, nada pueden hacer. Pero el que no
permanece en mí, es como el sarmiento que se tira y se seca; después se recoge,
se arroja al fuego y arde. Si ustedes permanecen en mí y mis palabras
permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y lo obtendrán.” °°° Juan 15, 1-8.
El
buen discípulo logrará cumplir con la misión encomendada en la medida en que
guarde unos compromisos con el Maestro. El primer compromiso es siempre
estar en unidad de vida con el Hijo de
Dios. Cuando el discípulo se independiza o prefiere realizar la misión que
él piensa que debe hacer, se pierde la conexión con su Maestro y por ende ya no
da fruto. El Maestro recuerda: “Separados de mí, nada pueden hacer”. (Juan 15,
5). El apóstol san Pablo recomienda que permanezcamos unidos en el mismo
espíritu, eso es Iglesia. (cfr. Efesios 4, 1-5).
El
segundo compromiso es la oración.
Cada discípulo debe comprender que el Salvador del mundo desde su bautismo
hasta la muerte en Cruz, conservó el poder y la gracia que ofrece la oración.
El Maestro dice: “Pidan lo que quieran y lo conseguirán”. (Juan 15, 7). San
Alfonso María de Ligorio decía: “Los santos se hicieron santos, con la valiosa
ayuda de la oración”.
El tercer compromiso, es el testimonio de cada discípulo. El buen éxito de la misión es:
“Dar fruto para poder ser los buenos discípulos del Maestro” (Juan 15, 8). Alguien
dijo: “El testimonio es el camino a la credibilidad, si perdemos el testimonio,
perdemos la credibilidad”.
El
Papa Francisco describe muy bien los criterios que deben guiar a un buen
discípulo. Dice el santo Padre: “El Señor no quiere prosélitos, no quiere
seguidores superficiales, sino personas que se interroguen y se dejen
interpelar por su Palabra. para ser discípulo de Cristo hay que «buscarlo
primero» y «tener el corazón abierto».
Los primeros discípulos no buscaban
«información sobre Dios», «signos» o «milagros», sino un encuentro con Jesús.
«En definitiva, la fe no es una teoría, sino un encuentro: significa ir a ver
dónde vive el Señor y quedarse con él” (cfr. Ángelus, 14 de enero, 2024).
EN EL AÑO DEL HIJO JESUCRISTO
La venida del Hijo de Dios a la tierra es un acontecimiento tan inmenso
que Dios quiso prepararlo durante siglos. Ritos y sacrificios, figuras y
símbolos de la "Primera Alianza"(Hebreos 9,15), todo lo hace
converger hacia Cristo; anuncia esta venida por boca de los profetas que se
suceden en Israel. (Catecismo # 522).
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