10 de abril de 2024

QUIEN CREA EN EL HIJO TENDRÁ VIDA ETERNA Evangelio jueves 11 de abril 2024


QUIEN CREE EN EL HIJO, TENDRÁ VIDA ETERNA
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Evangelio jueves 11 de abril 2024
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
“Dijo Jesús a Nicodemo: El que viene de arriba está por encima de todos: el que es de la tierra, es de la tierra y habla de la tierra. El que viene del cielo, da testimonio de lo que ha visto y oído, y su testimonio nadie lo acepta. El que acepta su testimonio certifica que Dios es veraz.
 
Porque aquel a quien Dios ha enviado habla las palabras de Dios, porque da el Espíritu sin medida. El Padre ama al Hijo y ha puesto todo en su mano. El que cree en el Hijo tiene vida eterna; el que rehúsa creer en el Hijo, no verá la vida, sino que la cólera de Dios permanece sobre él.” Juan 3, 31-36.
 
            Quien crea en el Hijo, tendrá la vida eterna. Esa es una verdad eminentemente divina. No da lugar a equivocaciones. La salvación viene de Dios y el mismo Padre celestial le ha concedido a su Hijo continuar con esa misma obra salvífica. Jesucristo tiene toda la autoridad porque es el enviado para cumplir con la misión de salvar el mundo. La Escritura enseña que “El que viene de arriba está por encima de todos” Si Jesucristo viene de Dios y es la Palabra de Dios que se hizo carne, entonces Él es un testigo directo de esa salvación.
 
            Ahora si Jesucristo es testigo directo del Padre celestial, también Dios Padre patentiza su misión ungiéndolo con la gracia del Espíritu Santo. Jesús es el Ungido de Dios, enviado para abrir caminos de salvación. Dice la Escritura: “El enviado de Dios habla Palabra de Dios”. Por último, podemos decir que toda la obra salvífica quedó en manos de Jesucristo. El mismo Padre lo ha querido así, es una bondad y deseo del creador. Dice la Escritura: “El Padre ama al Hijo y ha puesto todo en su mano”.
 
            El Papa Francisco afirma que: «la salvación no se compra ni se vende. Se regala, es gratuita». Y porque «nosotros no podemos salvarnos por nosotros mismos, la salvación es un regalo, totalmente gratuita». Como escribe san Pablo, no se compra con «la sangre de los toros y machos cabríos».
 
            Y si «no se puede comprar», para «que esta salvación entre en nosotros pide un corazón humilde, un corazón dócil, un corazón obediente, como el de María». Así «el modelo de este camino de salvación es Dios mismo, su Hijo, que no estimó un bien irrenunciable ser igual a Dios —lo dice Pablo— sino que se anonadó a sí mismo y obedeció hasta la muerte y una muerte de cruz». (cfr. Homilía 25 de marzo, 2014).
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