Evangelio viernes 26 de abril
2024
Padre, Jairo Yate Ramírez.
Arquidiócesis de Ibagué
“Dijo Jesús
a sus discípulos: «No se turbe vuestro corazón, creed en Dios y creed también
en mí. En la casa de mi Padre hay muchas moradas; si no, os lo habría dicho,
porque me voy a prepararos un lugar. Cuando vaya y os prepare un lugar, volveré
y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo estéis también vosotros. Y adonde
yo voy, ya sabéis el camino».
Tomás le dice: «Señor, no sabemos
adónde vas, ¿Cómo podemos saber el camino?». Jesús le responde: «Yo soy el
camino y la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí». Juan 14, 1-6.
No
contar con la presencia inmediata y permanente del Maestro causa un impacto en
todos aquellos que se habían acostumbrado a Escuchar al Maestro, a Sentir
el apoyo del Maestro, a caminar con el Maestro, a escuchar los sabios consejos
del Maestro. Esto causa tristeza, soledad, nadie tiene la respuesta para ese
momento. Jesucristo sabe qué se debe hacer en ese posible momento.
El
Hijo de Dios pide a sus seguidores que confíen plenamente en Él. El
Salvador del mundo enseña que puede haber otras maneras de estar en comunión
con Dios, por ejemplo: vivir de tal manera aquí en la tierra para estar
preparados para el encuentro con Dios en el cielo. “En la casa de mi Padre hay
muchas habitaciones. Jesucristo se ofrece como ejemplo de, camino, verdad y
vida. La consigna es confiar en Dios, vivir en comunión con Dios y decidirse a
seguir el camino de Dios.
Jesucristo
es el Camino, es la Verdad y es la vida. Maravillosa síntesis del ser y el
quehacer de Dios en el mundo. El ejemplo se convierte en un buen plan de
vida cristiana, cuando elegimos el Camino. La propuesta es muy profética. Hay
que preparar el camino del Señor, allanar la estepa, que los valles se
levanten, etc. (cfr. Isaías 40, 1-4).
A Juan el
Bautista se le ocurrió preparar el camino para Dios. “Detrás de mí viene
alguien que es más que yo.” (Marcos 1, 1-8). La conversión personal es una
excelente manera para preparar el camino del Señor. Jesús cambia el camino de soledad y
sufrimiento: “Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia”. (Juan
10, 10).
Jesucristo
es la verdad y la vida. Él es la verdad, no existe otra verdad, la verdad
es Dios mismo. La forma de conocer la verdad es aceptando y dejando que Dios
nos guie hacia la verdad. Se vive la vida de acuerdo a la verdad.
Bien decía el
apóstol: “Sabemos también que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado
inteligencia para que conozcamos al que es Verdadero. Nosotros estamos en el
Verdadero, en su Hijo Jesucristo; ahí tienen el Dios verdadero y la Vida
eterna.” 1 Juan 5, 20.
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