Evangelio lunes 15 de abril 2024
Padre, Jairo Yate Ramírez.
Arquidiócesis de Ibagué
“Después
que Jesús alimentó a unos cinco mil hombres, sus discípulos lo vieron caminando
sobre el agua. Al día siguiente, la multitud que se había quedado en la otra
orilla vio que Jesús no había subido con sus discípulos en la única barca que
había allí, sino que ellos habían partido solos.
Mientras tanto, unas barcas de
Tiberíades atracaron cerca del lugar donde habían comido el pan, después que el
Señor pronunció la acción de gracias.
Cuando la multitud se dio cuenta de
que Jesús y sus discípulos no estaban en el lugar donde el Señor había
multiplicado los panes, subieron a las barcas y fueron a Cafarnaúm en busca de
Jesús. Al encontrarlo en la otra orilla, le preguntaron, “Maestro, ¿cuándo
llegaste?” Jesús les respondió: “Les aseguro que ustedes me buscan, no porque
vieron signos, sino porque han comido pan hasta saciarse.” °°° Juan 6, 22-29.
Jesucristo
es el verdadero pan de vida, Él ofrece algo más que un alimento temporal, Él
proyecta la vida de cada persona hacia la eternidad. Todo lo que Él ofrece,
permite que la vida de cada creyente cambie notablemente, encuentre caminos de
salvación, logre ser un buen comunicador de Jesús Pan de vida. Desafortunadamente no todos logran entender
ese ofrecimiento del Hijo de Dios.
Él mismo
corrige los no buenos sentimientos proponiendo: “Trabajen por el alimento que
permanece hasta la vida eterna”. Los creyentes dirán a su Maestro: “¿Qué
debemos hacer para realizar las obras de Dios?” La respuesta correcta será:
“Crean en Aquel que Él ha enviado”.
(Juan 6, 28-29).
Si el Salvador del mundo reprende a
todos aquellos que pretender buscar a Dios con fines egoístas o que beneficien
a la persona, la pregunta sería: ¿Existen
caminos que no llevan a Dios? El
Papa Francisco enseña existen tres caminos que no nos permiten llegar a Dios.
Ellos son: Mundanidad, autoafirmación, egoísmo.
La
mundanidad es una cultura; es una cultura de lo efímero, una cultura de la apariencia,
del maquillaje, una cultura de “hoy sí, mañana no, mañana sí y hoy no”. Tiene
valores superficiales. Una cultura que no conoce la fidelidad, porque cambia
según las circunstancias, lo negocia todo. (cfr. Homilía 16 de mayo, 2020).
“Debemos despojarnos de todas las ideas preconcebidas, de los sueños de
grandeza, de la autoafirmación, para que podamos poner a Dios y a las personas
en el centro de nuestras vidas. (cfr. Mensaje, 7 de junio, 2021). “Como
cristianos estamos llamados a un amor sin fronteras y sin límites, signo y
testimonio de que podemos traspasar los
muros del egoísmo y los intereses personales (cfr. Mensaje 23 de octubre,
2021).
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