27 de junio de 2025

PRUDENCIA Y OBEDIENCIA NOS ENSEÑA LA VIRGEN MARÍA Evangelio sábado 28 de junio 2025


PRUDENCIA Y OBEDIENCIA NOS ENSEÑA LA VIRGEN MARÍA
Inmaculado Corazón de María.     
Evangelio sábado 28 de junio 2025
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
“Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén para las festividades de la Pascua. Cuando el niño cumplió doce años, fueron a la fiesta, según la costumbre. Pasados aquellos días, se volvieron, pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que sus padres lo supieran. Creyendo que iba en la caravana, hicieron un día de camino; entonces lo buscaron, y al no encontrarlo, regresaron a Jerusalén en su busca.
 
Al tercer día lo encontraron en el templo, sentado en medio de los doctores, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Todos los que lo oían se admiraban de su inteligencia y de sus respuestas. Al verlo, sus padres se quedaron atónitos y su madre le dijo: "Hijo mío, ¿por qué te has portado así con nosotros?
 
Tu padre y yo te hemos estado buscando, llenos de angustia". Él les respondió: "¿Por qué me andaban buscando? ¿No sabían que debo ocuparme en las cosas de mi Padre?" Ellos no entendieron la respuesta que les dio. Entonces volvió con ellos a Nazaret y siguió sujeto a su autoridad.” Lucas 2, 41-51
 
            La Santísima Virgen María entiende perfectamente la conexión que existe entre su Hijo, su Padre celestial, la misión de su Hijo y la razón de ser su Hijo. Basta una respuesta tan corta y tan sabia del Hijo de Dios para recordarle a su madre la misión que él debe cumplir: “Debo ocuparme de las cosas de mi Padre”. (Lucas 2, 49).
 
Nuestra Madre celestial nos enseña a vivir nuestra fe centrada en Dios, leyendo siempre los acontecimientos desde los mismos deseos de creador. María desde un primer momento se preocupó por hacer la voluntad de Dios. Ella es la discípula por excelencia que siempre conserva su puesto de Madre, Corredentora, modelo de virtudes, perfección de alguien que convierte la Palabra de Dios en vida cotidiana.
 
            Existen tres momentos donde María Santísima conserva perfectamente la prudencia y la obediencia ante la misión de su Hijo. El primero es cuando el Hijo de Dios cumplió doce años y le indicó a su Madre cuál era su misión. (Lucas 2, 41-51) El segundo momento ocurre en el primer milagro del Nazareno. La Madre muy prudente dice a los empleados “Hagan lo que Él les diga” (Juan 2, 11).
 
El tercer momento ocurre en un espacio muy doloroso. Es el momento de la Cruz, allí estaban estaba su madre, con María, la hermana de su madre, esposa de Cleofás, y María de Magdala. El Hijo propone a María como Madre para la humanidad. “Ahí tienes a tu hijo, ahí tienes a tu Madre” (Juan 19, 25-27). El amor a María Santísima tiene su base en el Corazón de Jesús. Esos fueron los deseos del Papa Pío XII al pedirnos pensar en el Inmaculado Corazón de María.
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https://youtu.be/ZtdDy2i86g4