5 de febrero de 2022

LA MISIÓN DEPENDE ESENCIALMENTE DE DIOS. Evangelio Sábado 5 de Febrero 2022

LA MISIÓN DEPENDE ESENCIALMENTE DE DIOS  
Evangelio sábado 5 de febrero 2022
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué.
La misión evangelizadora siempre tiene su inicio en Dios y su razón de ser en los demás. Dice el texto del Evangelio: “Los apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y lo que habían enseñado. Él, entonces, les dice: «Venid también vosotros aparte, a un lugar solitario, para descansar un poco.» Pues los que iban y venían eran muchos, y no les quedaba tiempo ni para comer. Y se fueron en la barca, aparte, a un lugar solitario. Pero los vieron marcharse y muchos cayeron en cuenta; y fueron allá corriendo, a pie, de todas las ciudades y llegaron antes que ellos. Y al desembarcar, vio mucha gente, sintió compasión de ellos, pues estaban como ovejas que no tienen pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas.” (Marcos 6, 30-34).

            “Si no descansa el alma, tampoco puede descansar el cuerpo. El verdadero descanso tiene en cuenta que el hombre, como imagen de Dios y está radicalmente ordenado a Dios. El verdadero descanso exige la amistad con Dios. El descanso integral fue dado al mundo en Cristo.”

            El Papa Francisco habla de los verbos de un buen pastor: ver, tener compasión, enseñar. Los dos primeros son la actitud esencial del Maestro, él siempre mira con los ojos del corazón. De esta compasión nace el deseo de Jesús de nutrir a la multitud con el pan de su palabra. O sea, enseñar la palabra de Dios a la gente. Jesús ve; Jesús tiene compasión; Jesús enseña.

            Estos dos verbos: "ver" y "tener compasión", configuran a Jesús como el Buen Pastor. También su compasión no es solo un sentimiento humano, pero es la conmoción del Mesías en la que se hizo carne la ternura de Dios. Y de esta compasión nace el deseo de Jesús de nutrir a la multitud con el pan de su palabra. O sea, enseñar la palabra de Dios a la gente. Jesús ve; Jesús tiene compasión; Jesús enseña. ¡Qué bello es esto!

            La caridad de Jesucristo no conoce el ensimismamiento en los propios problemas o dificultades. Él nos enseña a salir del círculo estrecho de mi "yo y mis circunstancias", sean éstas felices o penosas. Cuando más queramos encerrarnos en nosotros mismos, levantemos la mirada del corazón y veamos a Cristo en la barca, predicando sin descanso a sus hermanos, los hombres. Imitemos su ejemplo y extendamos su Reino con generosidad. Pensemos en lo que realmente vale la pena: la salvación de las almas a nosotros encomendadas. (cfr. Ángelus 19 de julio, 2015).