Ellos le dijeron: «Moisés permitió escribir el acta de divorcio y repudiarla» Jesús les dijo: «Teniendo en cuenta la dureza de vuestro corazón escribió para vosotros este precepto. Pero desde el comienzo de la creación, Él los hizo varón y hembra. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y los dos se harán una sola carne. De manera que ya no son dos, sino una sola carne.
Pues bien, lo que Dios unió, no lo separe el hombre» Y ya en casa, los discípulos le volvían a preguntar sobre esto. Él les dijo: «Quien repudie a su mujer y se case con otra, comete adulterio contra aquélla; y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio»” °°° (Marcos 10, 1-12).
Unidad y complementariedad, son elementos esenciales, propiedades fundamentales, columnas propiamente del deseo de Dios en la conservación de la familia, la felicidad de hombres y mujeres, el modelo perfecto de todo aquel que desee vivir según la ley el espíritu de la Gracia de Dios. Dios crea el varón y la mujer; iguales en dignidad; diferentes en cuanto a su manera de actuar y de percibir el mundo, y complementarios.
Hombre
y mujer son destinados a formar una sola carne. Eso significa
que el proyecto es común. La clave como funciona la vida en pareja, es con la
madurez y el sentido común. Aprendemos a
madurar en el campo del amor, cuando logramos salir de nuestro egoísmo y
comenzamos a pensar más en la otra persona.
El Papa Francisco afirma que
somos creados para amar, como reflejo de Dios y de su amor °°° La imagen de
Dios es la pareja matrimonial: el hombre y la mujer; no sólo el hombre, no
sólo la mujer, sino los dos. Esta es la imagen de Dios: el amor, la alianza de
Dios con nosotros está representada en esa alianza entre el hombre y la mujer.
Y esto es hermoso. (Audiencia, 2 de abril, 2014).