6 de febrero 2022. LAS COSAS EN SU LUGAR….. Autor: Padre, Mario García Isaza c.m. Formador Seminario Mayor, Arquidiócesis de Ibagué. Leo con deleite y atención, siempre que se me presenta la oportunidad, los artículos, llenos de sapiencia y doctrina, del doctor Jesús Vallejo Mejía; varias veces me he referido a ellos en mis comentarios. Acabo de leer hoy el que tituló “la traición de los clérigos”, haciendo referencia a una obra de hace casi un siglo, que así se llamaba. Y siento gran pesar y una honda preocupación por los alcances que algunos están dando a una entrevista del santo Padre con un personaje de Colombia, el señor Gustavo Petro, y por el desconcierto que orientadores de opinión de tanto peso como el Doctor Vallejo puedan causar en muchos colombianos. Es la razón para este comentario respetuoso.
Hay unos hechos; éstos, algunos de ellos. El Papa Francisco
recibió en audiencia privada a Gustavo Petro; audiencia de la que no hubo
registro fotográfico o de cualquier otra índole; audiencia cuyos trámites, es
de suponerse, se hicieron por el conducto regular; de cuyo contenido lo único
que sabemos es lo que el mismo señor Petro ha dicho; y él, en su pérfida malicia, sabe llevar el agua a su molino… Por
más que ahora, en trance de candidatura, trate de posar de creyente y respetuoso de la Iglesia católica, sabemos
que Petro es un ateo, un enemigo inocultable de la doctrina social de la
Iglesia y de su moral, un supérstite del más rancio comunismo materialista, un
idiota útil de las fuerzas oscuras que pretenden hacer de América Latina un
subcontinente subyugado al socialismo internacional; es alguien con un pasado
criminal que ninguna amnistía puede borrar, y que nunca ha renegado de su
pertenencia a una agrupación –los terroristas del M 19 – que cometió crímenes
nefandos y siempre impunes.
Y hay más hechos. Con una desfachatez y una improbidad que
rayan con el delito, los seguidores abyectos del señor Petro tomaron una
fotografía del presidente ruso Vladimir Putin con el Papa Francisco, la
adulteraron, y la publicaron como registro fotográfico de la visita de Petro al
Pontífice. ¡Ruindad, malicia y perversidad iguales, imposible ! Algo más,
tómese como un principio moral o como un hecho: por un personaje así, por un
candidato con esas características, ningún católico, en conciencia, puede
votar. Sería pecado hacerlo.
Éstos y otros son, repito, hechos inocultables. Que
entristecen, que por momentos desconciertan, para cuya interpretación se
requieren mucho discernimiento y
prudencia.
Con mi profunda, indeclinable y filial adhesión de mente y voluntad al
Santo Padre, yo me atrevería a pensar: mejor hubiese sido que la malhadada
audiencia no se hubiera dado. Pero, - y aquí me dirijo muy respetuosamente al
doctor Vallejo Mejía -, afirmar que :”Es una manifestación nítida de hacia
dónde se inclinan las preferencias de la jerarquía eclesiástica en lo que toca
con las elecciones venideras” y que constituye un “gesto de apoyo tácito del
Papa a las aspiraciones políticas de Gustavo Petro”, es atribuirle a ese hecho
lamentable un alcance y una
intencionalidad que no le caben. Y escribir que si la audiencia nefasta
se tramitó, como debió ser, a través de la Nunciatura Apostólica, “al Nuncio se
lo debe declarar persona no grata en nuestro país”, eso ya, francamente, es un
exabrupto.
No, respetado doctor Vallejo; nuestros Pastores, y quienes
somos sus colaboradores, no hemos abandonado, no, ni pensamos hacerlo, la
doctrina de nuestra amada Iglesia; seguimos amándola y sirviéndole.
El santo Padre Francisco sigue siendo para nosotros el Padre
y Pastor universal, aquel a quien el Señor ha puesto para regir la grey y que
lo hace con la asistencia del Espíritu Santo, en un mundo convulsionado y
hundido en el más terrible desconcierto ideológico y moral; sus enseñanzas y
sus gestos (que también son en alguna forma magisterio), sabemos que son
susceptibles de interpretaciones abusivas e incluso de tergiversaciones
maliciosas. Cierto, puede haber algún miembro de la jerarquía de la Iglesia que
se aparte, ¡ay dolor!, de la ortodoxia;
en el mundo y en Colombia.
Pero pongamos las cosas en su lugar. No caigamos en un
análisis ingenuo que nos lleve a ver en el santo Padre la más mínima intención
de torcer el rumbo de nuestra patria; ni le endilguemos a “la jerarquía
eclesiástica”, como usted dice, intenciones torcidas. Puede que en el cálculo malicioso y en el
ánimo protervo de Petro haya estado desde el principio el propósito de utilizar
políticamente su visita a la Santa Sede; nada de raro tiene esto en él. Pero en
nuestro amado Pontífice no tenemos por qué sospechar la intención que su
artículo señala. Siga, doctor Vallejo, siendo ese católico ferviente y auténtico
que ha sido; siga abrevándose, como hasta hoy, en las fuentes de la doctrina
inmarcesible del Evangelio; siga ayudándonos, desde su cátedra de pensador
ilustrado y escritor jocundo, a quienes gustamos de recibir sus enseñanzas.
Y siga -¡sigamos!- haciendo lo que cada uno de nosotros
puede hacer, con nuestra reflexión, nuestro trabajo y nuestra oración, para
salvar a la patria amada del horrible peligro y la tragedia inconmensurable que
significaría el triunfo de Gustavo
Petro, o de otros candidatos ateos y materialistas, en las ya próximas
elecciones. Confiemos en que el Dios de Colombia y su Madre inmaculada nos
protegerán de esos leviatanes monstruosos. Y recemos, él nos lo pide, por
nuestro santo Padre, el Papa. Correo del
autor: magarisaz@hotmail.com