14 de febrero de 2022

¿POR QUÉ NO ENTENDEMOS LOS SIGNOS DE DIOS? Evangelio Lunes 14 de Febrero 2022

¿POR QUÉ NO ENTENDEMOS LOS SIGNOS DE DIOS?
Evangelio lunes 14 de febrero 2022
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué.
Dios es el Dios de la ley, es el Dios de las sorpresas. Afirma el santo Evangelio: “Se presentaron los fariseos y comenzaron a discutir con Jesucristo, pidiéndole una señal del cielo, con el fin de ponerle a prueba. Jesús dio un profundo suspiro y dijo: «¿Por qué esta generación pide una señal? Yo os aseguro: no se dará, a esta generación ninguna señal. Dejándolos se embarcó de nuevo y se fue para la otra orilla».  Marcos 8, 11-13.    

            ¿Por qué es tan difícil para muchas generaciones poder entender y aceptar el ser de Dios, la razón de ser al enviar su Hijo al mundo? ¿Lo que hace y dice el Maestro de Nazareth? ¿Reconocer al Mesías y su Reino? Cuando un creyente se deja guiar más por el Espíritu de Dios, no se hace esclavo de la ley, al contrario, reconoce los frutos del Espíritu: amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio de sí; contra tales cosas no hay ley. (Gálatas 5, 16-26). Así es la fe, se convierte en una actitud objetiva frente a Dios. Creemos en un Dios que se ha revelado a través de la Palabra que hemos recibido de la Iglesia; Palabra que es preciso conocer, aprender y convertirla en vida.

            El Papa Francisco se pregunta, por qué existen personas que no logran entender los signos de los tiempos: “¿Por qué estos doctores de la ley no entendían los signos de los tiempos y pedían un signo extraordinario, por qué no entendían? Antes que nada, porque estaban cerrados. Estaban cerrados en sus sistemas, habían organizado muy bien la ley, una obra maestra. Todos los hebreos sabían lo que se podía hacer y lo que no, hasta donde se podía llegar. Estaba todo organizado, todos se sentían seguros allí.

Para ellos eran cosas extrañas las que hacía Jesús: Ir con los pecadores, comer con los publicanos. A ellos no les gustaba, era peligroso; estaba en peligro la doctrina, esa doctrina de la ley, que ellos, los teólogos, habían creado a lo largo de los siglos.

La habían hecho por amor, para ser fieles a Dios. Pero se encerraron allí, sencillamente habían olvidado la historia. Habían olvidado que Dios es el Dios de la ley, pero es el Dios de las sorpresas. Por otro lado, también a su pueblo Dios le ha reservado sorpresas muchas veces, como cuando le ha salvado de la esclavitud de Egipto. Ellos no entendían que Dios es el Dios de las sorpresas, que Dios es siempre nuevo; que nunca reniega de sí mismo, que nunca dice que se ha equivocado, nunca, pero nos sorprende siempre. Y ellos no entendían y se encerraban en ese sistema hecho con tanta buena voluntad y le pedían a Jesús: 'Pero, ¡Haz un signo!' Y no entendían los muchos signos que hacía Jesús (cfr. Homilía 13 de octubre 2014).