24 de febrero de 2022

UNA SOCIEDAD DEBE ENTENDER LOS DESEOS DE DIOS Evangelio Jueves 24 de Febrero 2022

UNA SOCIEDAD DEBE ENTENDER LOS DESEOS DE DIOS  
Evangelio Jueves 24 de febrero 2022
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
Les aseguro que no quedará sin recompensa el que les dé de beber un vaso de agua por el hecho de que ustedes pertenecen a Cristo. Si alguien llegara a escandalizar a uno de estos pequeños que tienen fe, sería preferible para él que le ataran al cuello una piedra de moler y lo arrojaran al mar. Si tu mano es para ti ocasión de pecado, córtala, porque más te vale entrar en la Vida manco, que ir con tus dos manos a la Gehena, al fuego inextinguible.

Y si tu pie te está haciendo caer, córtatelo; porque más te vale entrar lisiado en la Vida, que ser arrojado con tus dos pies a la Gehena. Y si tu ojo prepara tu caída, sácatelo; pues es mejor para ti entrar con un solo ojo en el Reino de Dios que ser arrojado con los dos al infierno, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga.

Porque cada uno será salado por el fuego. La sal es una cosa excelente, pero si se vuelve insípida, ¿con qué la volverán a salar? Que haya sal en ustedes mismos y vivan en paz unos con otros». Marcos 9, 41-50. 

El programa del Reino de Dios entra en conflicto con los parámetros del pensamiento de una sociedad. No es fácil cambiar una sociedad acostumbrada a medir su “Modus vivendi”, con la fortaleza, la grandeza, la superioridad, el triunfalismo, el sentirse diferente a los demás. Tampoco podemos ubicarnos por encima de los demás; pensando que no debo escuchar a quien no piensa igual a mi planteamiento. Eso es Intolerancia.

            El Papa Francisco propone pensar en la Fe como el medio eficaz que permite que actúe más el Espíritu de Dios en una persona y menos el propio poder humano: “La fe abre la «ventana» a la presencia actuante del Espíritu y nos muestra que, como la felicidad, la santidad está siempre ligada a los pequeños gestos. El amor se manifiesta en pequeñas cosas, en la atención mínima a lo cotidiano que hace que la vida tenga siempre sabor a hogar.» (Homilía 27 de septiembre 2015.)

            Una sociedad cuando es creyente, se adapta al vocabulario del Maestro, a los deseos del Maestro, al ideal que el Maestro quiere para su Iglesia. El problema aparece cuando los que creen no toleran pasar de la soberbia a la humildad y sencillez de corazón. Los hombres desobedecieron y pecaron. (cfr. Génesis 3,9). 

El pecado es un desequilibrio, un desorden, como un ojo monstruoso fuera de su órbita, como un hueso fuera de su sitio, buscando el placer, la satisfacción del egoísmo, de la soberbia. Como un sol que se sale del camino buscando su independencia. Frustraron el camino y la meta de la felicidad.