7 de febrero de 2022

JESUCRISTO PROMUEVE LA VIDA DESDE LA FE Evangelio Lunes 7 de febrero 2022

JESUCRISTO PROMUEVE LA VIDA DESDE LA FE
Evangelio para el lunes 7 de febrero 2022.
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
“Terminada la travesía, llegaron a tierra en Genesaret y atracaron. Apenas desembarcaron, le reconocieron en seguida, recorrieron toda aquella región y comenzaron a traer a los enfermos en camillas adonde oían que él estaba. Y dondequiera que entraba, en pueblos, ciudades o aldeas, colocaban a los enfermos en las plazas y le pedían que tocaran siquiera la orla de su manto; y cuantos la tocaron quedaban salvados.” Marcos 6, 53-56

            La fe es una fuerza de vida, da plenitud a nuestra humanidad; y quien cree en Cristo se debe reconocer porque promueve la vida en cada situación, para hacer experimentar a todos, especialmente a los más débiles, el amor de Dios que libera y salva. Así lo entiende y enseña el Papa Francisco. Esta fe, que para los primeros cristianos era segura, puede nublarse y hacerse incierta, hasta el punto que algunos confunden resurrección con reencarnación.

La Palabra de Dios nos invita a vivir en la certeza de la resurrección: Jesús es el Señor, tiene poder sobre el mal y sobre la muerte, y quiere llevarnos a la casa del Padre, donde reina la vida. Y allí nos encontraremos todos, todos los que estamos aquí en la plaza hoy, nos encontraremos en la Casa del Padre, en la vida que Jesús nos dará.           

La Resurrección de Cristo actúa en la historia como principio de renovación y de esperanza. Quien está desesperado y cansado hasta la muerte, si se encomienda a Jesús y a su amor puede recomenzar a vivir. La fe es una fuerza de vida, da plenitud a nuestra humanidad; y quien cree en Cristo se debe reconocer porque promueve la vida en cada situación, para hacer experimentar a todos, especialmente a los más débiles, el amor de Dios que libera y salva. (cfr. Homilía, 28 de junio 2015).    

            La palabra de Dios lleva consigo un poder creativo, un poder regenerador, una gracia santificadora, una fuerza de conversión, una luz infinita, una voz de esperanza, un encuentro con todos aquellos que creen en esa Palabra. Para Dios es muy importante su Palabra. Jesucristo organizó su Reino con la Palabra. Los profetas lograron la conversión de los pueblos a través de la Palabra. La Iglesia tiene esa misión delicada de anunciar la Palabra.

Cada consagrado, cada misionero, cada bautizado, tiene esa tarea de enseñar y dar ejemplo con la misma Palabra. La Sagrada Biblia asegura que cantidad de personas seguían al Maestro porque lo conocían por su Palabra y su poder de Dios que residía en él: “Cuando se enteraba la gente, dónde estaba Jesús le llevaban los enfermos” (Marcos 6, 55).