22 de febrero 2022. "El aborto directo es un acto inmoral y una práctica violenta contraria a la vida" C O M U N I C A D O ¡Recurramos todos a la solidaridad creativa en favor de la vida! “Yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia” (Juan 10, 10)
1. Los obispos católicos de Colombia manifestamos nuestra
perplejidad y profundo dolor ante la nota de prensa de la Corte Constitucional
del 21 de febrero sobre la “Conducta del aborto solo será punible cuando se
realice después de la vigésima cuarta (24) semana de gestación y, en todo caso,
este límite temporal no será aplicable a los tres supuestos fijados en la Sentencia
C-355 de 2006”.
2. Reconocemos que, en no pocas ocasiones, la realidad del
aborto responde a dramas humanos que acarrean múltiples dificultades y
angustias para la madre y su entorno, especialmente cuando el embarazo es
consecuencia de violencia sexual o se debe afrontar en condiciones de abandono,
exclusión o penuria económica. En estos casos, cuando la mujer es víctima, es
razonable que tanto la sociedad civil como el ordenamiento jurídico procuren su
defensa y protección.
3. Sin embargo, consideramos que la reivindicación de un
derecho deja de ser legítima si implica negar o atropellar los derechos del
prójimo. No se puede ocultar o minimizar el hecho de que todo embarazo implica
la existencia de otro ser humano, distinto de la madre, en condiciones de
indefensión y vulnerabilidad, quien tiene a su vez el derecho a formar parte de
la familia humana. Sostener que los derechos a la vida y a recibir la
protección del Estado, amparados por la Constitución (cf. art. 2. 5. 9), no lo
cobijan desde el momento de su concepción, es una afrenta a la dignidad Página
2 de 2 humana. Por lo mismo, tutelar el supuesto derecho a suprimir una vida
humana inocente, pone en riesgo el fundamento mismo de nuestro orden social y
del Estado de Derecho. El aborto directo es un acto inmoral y una práctica
violenta contraria a la vida.
4. Ante la vía abierta por la Corte, nos preguntamos
entonces si no habrían otros caminos que permitieran salvaguardar la vida de
las madres junto con la de sus hijos todavía no nacidos. El problema del aborto
no puede limitarse solo a la mujer gestante, sino que reclama la solidaridad de
la entera sociedad. Todos los colombianos tenemos el deber constitucional de
"obrar conforme al principio de solidaridad social, respondiendo con
acciones humanitarias ante situaciones que pongan en peligro la vida o la salud
de las personas" (Constitución política de Colombia, art. 95, 2). Ya que
esta virtud permite crear alternativas de bien, allí donde el mal se enarbola
como única opción, queremos ser los primeros en ayudar a encontrar la opción
buena cuando el aborto parece ser la solución. Lo hacemos en nombre de Aquel
que vino a traer vida en abundancia, con la esperanza de que también el Estado,
así como todos los compatriotas de buena voluntad, no escatimarán esfuerzos
para proteger y promover la vida humana, aun en las circunstancias más
complejas.
¡Recurramos todos a esta solidaridad creativa en favor de la
vida!
Luis José Rueda Aparicio
Arzobispo de Bogotá y Primado de Colombia
Presidente de la Conferencia Episcopal
Fuente: Conferencia Episcopal de Colombia.