AMAR Y PERDONAR DISTINGUEN LA MISIÓN DE UN DISCÍPULO Evangelio domingo 20 de febrero 2022
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué.
°°° “Dijo
Jesús a sus discípulos: «A los que me escucháis os digo: Amad a vuestros
enemigos, haced el bien a los que os odian, bendecid a los que os maldicen,
orad por los que os injurian. Al que te pegue en una mejilla, preséntale la
otra; al que te quite la capa, déjale también la túnica.” (Lucas 6, 27-38).
No hay
razón para odiar a los demás. El mal se vence con el bien. La guerra se termina
con el diálogo. El pecado termina cuando aceptamos la razón de empezar a vivir
de nuevo. El rencor y la venganza no existen en aquel que cree en Dios y hace
su voluntad. (cf. Levítico 19, 18). El secreto para vivir en paz y controlar
nuestras emociones que se nos escapan al arbitrio de la razón humana es
dejarnos guiar por la voluntad de Dios: “La sabiduría de este mundo, es locura
para Dios”. (1 Corintios 3, 18).
Quien aspira a ser un buen discípulo del Hijo
de Dios, debe aprender la lección profética anunciada desde antiguo: no resistí
ni me eché atrás: ofrecí la espalda a los que me apaleaban, las mejillas a los
que mesaban mi barba; no me tapé el rostro ante ultrajes ni salivazos.” (Isaías
50, 4-7)
Es cierto
que amar y perdonar marcan la diferencia en el éxito de la misión de un buen
discípulo de Cristo. La pregunta sería: ¿Dónde está el secreto?. La respuesta
la tiene el apóstol de los gentiles cuando presenta al salvador del mundo
derrotando el mal con su manera de ser: “Cristo, a pesar de su condición
divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su
rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así,
actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la
muerte, y una muerte de cruz.” (Filipenses. 2, 6-11).
El Papa
Francisco enseña que el Evangelio es toda una novedad. Una novedad difícil de
llevar adelante. Se trata de caminar detrás del Maestro. Es darse a sí mismo,
dar el corazón, precisamente a los que no nos quieren, que nos hacen mal, a los
enemigos. Esta es la novedad del Evangelio. Jesús nos muestra que no hay mérito
en amar a quien nos ama, porque eso también lo hacen los pecadores. Los
cristianos, sin embargo, estamos llamados a amar a nuestros enemigos. Un
corazón misericordioso podremos hacer todo aquello que el Señor nos aconseja.
(Homilía, 11 de septiembre, 2014). Cuida
tu salud: Hacer el bien sin esperar nada a cambio, es la clave.