Evangelio jueves 15 de febrero
2024
Padre, Jairo Yate Ramírez.
Arquidiócesis de Ibagué
Porque
quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí, ése
la salvará. Pues, ¿de qué le sirve al hombre haber ganado el mundo entero, si
él mismo se pierde o se arruina?". Lucas 9, 22-25.
Un proceso de salvación tiene su lógica. El
Salvador del mundo pretende enseñar al mundo que su Reino y sus caminos de
salvación, tienen una razón de ser. La lógica nos permite ordenar el
pensamiento. Tiene como fundamento unos argumentos y después de un raciocinio
lógico encontramos las buenas conclusiones. Jesucristo gana la salvación para
el mundo a través del dolor y del sufrimiento. Eso tiene su lógica.
Es necesario trabajar, perseverar, superar
situaciones para ganar lo que ofrece Dios. Ahora, Sufrir por sufrir, llorar por
llorar, no tiene lógica. Dios pensó la salvación del ser humano desde una
lógica.
Un creyente logra entender a Dios y
a vivir según la Palabra de Dios, cuando descubre la lógica de su ser y de su
misión en este mundo. Lo primero es que
no somos el centro de atención, pues la vanidad y el orgullo nos hacen
confundir en el camino correcto. Negarse a sí mismo no es desconocer lo que tú
eres sino darle el puesto correcto a Dios.
Lo segundo, No logramos subir hasta la cima, llegar muy alto, descubrir grandes
caminos, si no aceptamos las dificultades normales que trae la vida. El
sacrificio hace parte del camino. La
cruz del Maestro nos va indicando el sendero a seguir.
Lo tercero,
ganamos los grandes éxitos que ofrece una vida ordenada de acuerdo a la
voluntad de Dios, cuando le encontramos lógica a la siguiente frase: “El que
pierda su vida por mí la salvará”.
El
Papa Benedicto XVI afirmó que: Quien renuncia a todo, incluso a sí mismo, para
seguir a Jesús, entra en una nueva dimensión de la libertad, que san Pablo
define como «caminar según el Espíritu» (cf. Gálatas 5, 16). «Para ser libres
nos libertó Cristo» —escribe el Apóstol— y explica que esta nueva forma de
libertad que Cristo nos consiguió consiste en estar «los unos al servicio de
los otros» (Ga 5, 1.13).
Libertad y
amor coinciden. Por el contrario, obedecer al propio egoísmo conduce a
rivalidades y conflictos. (cfr. Ángelus, 27 de junio, 2010).
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