Evangelio miércoles 21 de febrero
2024
Padre, Jairo Yate Ramírez.
Arquidiócesis de Ibagué
La reina
del Mediodía se levantará en el Juicio con los hombres de esta generación y los
condenará: porque ella vino de los confines de la tierra a oír la sabiduría de
Salomón, y aquí hay algo más que Salomón. Los ninivitas se levantarán en el
Juicio con esta generación y la condenarán; porque ellos se convirtieron por la
predicación de Jonás, y aquí hay algo más que Jonás.” Lucas 11, 29-32.
¿Por
qué a lo largo de la historia, muchas personas, han sido necias e
intransigentes ante la Palabra de Dios, ante el ser de Dios, ante los designios
de Dios? Desde la misma creación, al ser humano le pareció que era mejor
hacer lo que su voluntad le dictara y no el querer de Dios. Lo primero que se
le ocurrió el hombre fue desobedecerle a Dios. (cfr. Génesis 3, 1-13).
Históricamente
ha existido el combate entre lo que piensa Dios y lo que decide la razón
humana. El interés de Dios ha estado en que hombres y mujeres puedan entender
la diferencia entre la sabiduría divina y la razón humana.
Jesucristo
le demuestra al mundo que su predicación, su sabiduría, está por encima de la
de Jonás. La Palabra de Dios se impone, la razón del hombre es
intransigente. El primer personaje es Salomón, considerado excelente sabio en
Israel. Quien más lo valoró fue una extranjera, la reina de Saba. (cfr. 1 de
Reyes 10).
El
segundo personaje es Jonás. (cfr. Jonás 3, 1-5.10) Es recordado como un
profeta rebelde, que evangelizó una ciudad pagana llamada Nínive. El Papa
Francisco describe perfecta y teológicamente a este profeta: “La historia de
Jonás y Nínive se articula en tres capítulos: el primero es la resistencia a la
misión que el Señor le confía; el segundo es la obediencia, y cuando se obedece
se hacen milagros.
La
obediencia a la voluntad de Dios y Nínive se convierte. En el tercer capítulo,
hay una resistencia a la misericordia de Dios.” (cfr. Homilía, 6 de octubre,
2015).
Es muy elocuente la predicación de
san Pablo hablando de la misión que debemos cumplir quienes creemos en Dios: “Los judíos exigen signos, los griegos
buscan sabiduría; pero nosotros predicamos a Cristo crucificado: escándalo
para los judíos, necedad para los gentiles; pero, para los llamados –judíos o
griegos- un Mesías que es fuerza de Dios y sabiduría de Dios” (1 Corintios 1,
22-25).
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